Un aura de misterio envuelve la sexta prueba nuclear que el régimen de Kim Jong-un prepara en Corea del Norte. La operación corre el riesgo de desencadenar la reacción militar de Estados Unidos (que ayer envió en la zona un submarino nuclear) pero algunos signos sugieren que puede no estar disponible.
Las autoridades estadounidenses creen que se ha reanudado la excavación bajo la montaña Mantapsan en Punggye-ri, donde se realizará la prueba. La noticia es positiva en cuanto al tiempo, porque normalmente antes de cada prueba hay 30-40 días de apagón en todo el sitio.
Además, la noticia habría sido filtrada por el Pentágono y sería, por tanto, una invitación de la Casa Blanca para "aliviar la tensión", como sugirió el líder chino Xi Jinping en la última llamada telefónica entre los dos presidentes.
Sin embargo, Corea del Norte realizó ayer un gigantesco ejercicio militar, lo que demuestra que Kim Jong-un se está preparando para la guerra. No es casualidad que en las últimas horas Seúl haya acelerado el despliegue del Thaad, el escudo antimisiles estadounidense buscado por la presidenta Park Geun-hye (ahora depuesta por un escándalo de corrupción) y cuestionado por la oposición de izquierda porque solo proteger las bases estadounidenses pero no el país.
Mientras tanto, China también se prepara: Pekín ha lanzado el nuevo portaaviones Type001A, el nuevo gigante del mar construido para complementar al Liaoning, que los chinos habían construido sobre la base de un antiguo modelo ruso.