Il populismo y su pareja, el soberanismono nacen por casualidad. No brotan de golpe en el terreno político y, como ocurre con la mala hierba, ahuyentan en un santiamén las buenas cosechas que representaron los partidos anteriores y sus logros. En realidad, la opinión pública ha cambiado gradualmente de dirección. El prestigio de las élites y del Parlamento se ha visto socavado por la errores cometidos por la propia clase dominante y por las dificultades encontradas para dar una perspectiva positiva creíble a toda la población.
La responsabilidad por años de crisis se les ha achacado a las élites políticas y económicas que muchas veces han dado malos ejemplos de su forma de actuar. La ocupación de cada sector económico por la política con la consiguiente sospechas de corrupción y despilfarro de dinero público, las agotadoras mediaciones parlamentarias que a menudo conducen a lainmovilidad, han incitado a los ciudadanos a buscar un atajo en la retirada de cualquier delegación, en la busca al hombre fuerte, portador directo de la voluntad popular, que sabe romper las cadenas normativas y reglamentarias consideradas no garantía sino obstáculo. se afirma un fuerte pesimismo sobre el futuro de la nación y del mundo occidental en su conjunto y al mismo tiempo va en busca de compensación inmediata por los daños sufridos (verdadero o supuesto). El resultado de estas políticas encaminadas a dar satisfacción inmediata a las demandas de los ciudadanos es, como ahora podemos ver claramente, catastrófico, exactamente lo contrario del Edén que los nuevos demagogos prometían a la ligera. Pero sal de esto cul de sac No será fácil. Alessandro Barbano en su nuevo libro (las diez mentiras – Mondadori) tras un profundo análisis de las causas y características del fenómeno del populismo, indica algunos caminos a seguir si queremos vencer esta ruidosa embriaguez colectiva.
No hay ilusiones, la batalla será larga, pero sobre todo no debemos equivocarnos en las primeras jugadas. De hecho, el intento de combatir el populismo descendiendo a su propio terreno, como se hizo en parte en años anteriores, está condenado al fracaso. Por el contrario, confirma en la mente de los manifestantes la corrección de las posiciones adoptadas por los nuevos movimientos Grillini o Liga del Norte. No debemos perseguir a los populistas en términos de promesas.. Las muchas mentiras que cuentan, aunque por ahora no hayan afectado significativamente a su consenso electoral, están sin embargo destinadas a ser desenmascaradas lo antes posible. Quien quiera combatir la furia demagógica de los nuevos tribunos debe primero comprender bien la naturaleza del fenómeno y luego ten el coraje de presentarte ante la gente con una operación de verdad, explicando las cosas, y teniendo la paciencia de que lo antes posible la realidad se encargará de desenmascarar las mentiras hasta ahora dichas.
Barbano examina en detalle los cinco pilares que sostienen fuerzas aparentemente diferentes y distantes unidas al Gobierno. El soberanismo lo que significa antiglobalización y aislacionismo, no solo es prerrogativa de la Liga, sino que también los 5 Estrellas se encuentran en gran medida en este tipo de defensa contra el mal mundo que no nos comprende. El segundo elemento que une a las dos fuerzas gubernamentales es la estatismo. El tercero es su corolario y ese es el dirigismo. Ambos desconfían del mercado y quieren que la política sea la expresión directa del pueblo para decidir. Baste recordar las propuestas de nacionalización y las acusaciones contra la propagación y las autoridades independientes. El cuarto elemento es elasistencialismo. No es necesario ilustrar en detalle las denominadas medidas emblemáticas de los dos movimientos, a saber Compartir 100 e CBI. El quinto elemento es el justicialismo donde la justicia es sustituida por la picota. La sospecha prevalece sobre el juicio meditado de los magistrados.
Pero todos estos son elementos que también se encontraron en dosis masivas en los partidos de la primera y segunda república. Si a estos le sumamos el mala gestión de la inmigración uno bien puede decir que la izquierda entregó las llaves del edificio a los populistas, al no haber entendido los miedos de los italianos tanto los de la inmigración como los de un cambio económico y social que parecía mal gestionado y por tanto lleno de riesgos. Pero estas no son sólo deficiencias políticas, sino sobre todo culturales. Barbano cita, por ejemplo, el artículo de Ezio Mauro en Repubblica contra el punto de inflexión que intentaba dar Minniti a una temeraria política de recepción generalizada y desorganizada. Mauro dice que el "sentimiento humanitario" ha desaparecido dado que el Gobierno (Gentiloni) "ha comenzado a perseguir posturas miméticas de derecha".
En política exterior entonces el desastre es prácticamente total. Estamos aislados en Europa, donde ahora somos vistos con recelo ya que muchos piensan que nuestro desgobierno financiero tarde o temprano podría recaer sobre sus hombros. En un mundo globalizado cuesta poco entender que un país pequeño no tendría una autonomía real, sino que sólo podría elegir a quién venderse entre las grandes potencias existentes.
¿Cómo salir? Listas de Barbanus diez mentiras de los grillopopulistas tratando de explicar cómo contrarrestarlos. Pero podrían haber sido muchos más. Solo piensa que Il Foglio ha identificado hasta 271 en apenas 300 días de gobierno, casi uno al día. Y al final, más allá de los puntos individuales a discutir, la sugerencia general de Barbano para combatir el populismo se puede resumir de la siguiente manera: el nuevo liderazgo político deberá expresar una seriedad excepcional en las opciones políticas, pero también en el comportamiento, el estilo, en la elección de los compañeros de viaje. Necesitamos contrarrestar el plebeismo caciarone de aquellos que quieren parecerse a la gente con una credibilidad basada en la transparencia y las habilidades adquiridas con mérito. Buenas intenciones, pero, como dice un famoso drama televisivo, ¡Dios nos bendiga!