Probablemente nunca haya ocurrido que en un único pleno el Parlamento Europeo aprobara un paquete tan rico de importantes iniciativas legislativas como el que acaba de concluir en Estrasburgo. El presupuesto de 2014, el marco financiero plurianual 2014-2020, la reforma de la política agrícola común, la nueva política de cohesión económica y social, el programa marco de investigación e innovación Horizonte 2020, el programa Erasmus+ para ampliar la oportunidad de estudiar en un País de la UE distinto del de residencia. Estas son las medidas de mayor impacto para toda la Unión Europea que la Asamblea de Estrasburgo ha desestimado a partir del lunes 4 de noviembre. Disposiciones que han definido las pautas de gasto del conjunto de la UE (cerca de mil millones de euros), y en cierta medida también han dirigido las de sus 28 estados miembros, para el período de siete años que comienza el próximo enero.
El camino legislativo de estas medidas no ha sido el más fácil. Y abrió un acalorado enfrentamiento principalmente entre el Consejo Europeo, donde están representados los gobiernos de los 28 estados miembros de la UE, y el Parlamento Europeo, donde se sientan los diputados elegidos por voto universal por los ciudadanos europeos. Un enfrentamiento que en ciertos pasajes del complicado proceso comunitario de formación de leyes se ha convertido en un auténtico choque institucional. Como cuando, a finales de octubre, la Asamblea de Estrasburgo rechazó rotundamente la propuesta de presupuesto para 2014 que el Consejo había presentado como “no modificable”.
Rechazo acompañado de una "condición" particularmente severa (eufemismo para no definirlo como una "amenaza"). “Si el Consejo no aprueba las demás propuestas de enmienda al presupuesto de 2013 (incluida la solicitada por la Comisión de 3,9 millones, el segundo tramo de la integración a la que se refiere la declaración conjunta del pasado diciembre), el Parlamento no dará el consentimiento para el presupuesto septenal de la UE”, dijo Giovanni La Via, de la Comisión de Presupuesto del Parlamento, ponente de las propuestas de modificación del presupuesto de este año, en perfecta sintonía con el presidente de la misma comisión, el francés Alain Lamassoure.
En ese momento, de acuerdo con lo que prescriben los Tratados europeos, se hizo necesario abrir un procedimiento de conciliación que finalizó la semana pasada con un acuerdo que cumplió en gran medida la posición del Parlamento. De modo que, en consecuencia, la Asamblea de Estrasburgo ha dado luz verde tanto al presupuesto de 2014 (que por tanto no se abrirá con déficit, sino que seguirá siendo “un presupuesto de austeridad”, como define la ponente, la danesa Anne Jensen) y para el período de siete años (que prevé 960 908 millones en compromisos y 2016 XNUMX millones en pagos). Este marco financiero, que se revisará a finales de XNUMX y que en todo caso prevé desde el principio opciones de flexibilidad en cuanto a tiempos y modalidades de gasto, con el objetivo de aprovechar al máximo los (limitados recursos disponibles).
Estrechamente ligadas a la disponibilidad financiera están las reformas, también aprobadas en este Pleno del Parlamento Europeo, relativas a la política de cohesión y la política agrícola que, juntas, representan algo más de dos tercios de los gastos de los presupuestos comunitarios, los períodos septenal y las anuales. Políticas ambas inspiradas, en las intenciones de los legisladores europeos, por principios de eficiencia y equidad.
Respecto a la primera, que cuenta con un presupuesto de 325 millones a destinar a los siete años, la presidenta de la comisión parlamentaria de desarrollo regional, la polaca Danuta Hubner, aclara que la nueva política de cohesión reducirá los trámites burocráticos exigidos hasta ahora para acceder a la financiación. Y subraya que “ahora los Estados miembros y las Regiones podrán concentrarse más en el impacto de los programas y proyectos, por lo que podrán preocuparse menos por los tecnicismos administrativos”.
“Será necesario –añade- invertir sabiamente, en consonancia con la estrategia Europa 2020. Para que las inversiones en un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, tal y como se recoge en la definición de esa estrategia, puedan llevar a la UE hacia el desarrollo económico, social y cohesión territorial”. Con esto en mente, los cinco fondos de desarrollo de la UE se dirigirán, nuevamente de acuerdo con las intenciones del legislador europeo, hacia un número limitado de temas centrados en el objetivo Europa 2020, la estrategia de crecimiento global de la Unión Europea.
Un nuevo elemento previsto por la política de cohesión reformada se refiere al establecimiento de un vínculo estrecho entre el desembolso de fondos europeos y la "gobernanza" económica de los Estados miembros receptores. En el sentido de que la asignación de préstamos podría bloquearse, según las nuevas reglas, "en caso de desequilibrio macroeconómico nacional o déficit presupuestario excesivo". Un condicionamiento que, asociado a las nuevas facultades de control financiero asignadas a la Comisión Europea sobre las cuentas de los países miembros, probablemente no agradará a los gobiernos de los estados más expuestos financieramente; y tal vez ni siquiera tanto para los "más fuertes" (Alemania, por ejemplo) a quienes podría no gustarles una "intrusión" de Europa en las opciones nacionales de política económica y financiera.
En cuanto a la reforma de la PAC, la política agrícola común, que antaño comprometía casi todo el presupuesto comunitario y a la que hoy se destina una parte ligeramente inferior a la de la política de cohesión, las nuevas normas se orientan hacia una distribución más equitativa de los recursos disponibles y un mayor nivel de protección territorial. “La nueva PAC – dice Paolo De Castro, presidente de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo – garantizará un mejor equilibrio entre la seguridad alimentaria y la protección del medio ambiente, y preparará mejor a los agricultores para afrontar los retos del futuro”. Garantizar un apoyo más sustancial a los pequeños y jóvenes agricultores, y limitar el destinado a empresas más grandes; excluyendo también aeropuertos y clubes deportivos, que nada tienen que ver con la agricultura. Finalmente, las nuevas normas prevén un período inicial de dos años durante los cuales, para permitir que los agricultores se adapten a las nuevas disposiciones ambientales, no se sancionarán las infracciones.
Finalmente, el marco de medidas aprobado esta semana por el Parlamento Europeo incluye el lanzamiento del programa Horizonte 2020, destinado a la investigación y la innovación y dotado de una dotación de 70 millones para los próximos siete años; y Erasmus+, la nueva edición de quizás el programa más exitoso lanzado por la Unión Europea.
“Horizonte 2020 -comenta Amalia Sartori, presidenta de la comisión parlamentaria de Industria- fomentará la excelencia científica en Europa, reforzará nuestro liderazgo industrial y, de gran importancia, apoyará a las pequeñas y medianas empresas a las que se destina una cuota del 11 % recursos".
Erasmus+ reunirá todos los programas europeos de educación, formación y juventud (Comenius, Erasmus, Erasmus mundus, Leonardo da Vinci y Grundtvig). Contará con un presupuesto de 14,7 millones que se destinarán durante siete años a ayudar a jóvenes de entre 13 y 30 años a pasar un periodo de estudios en un país de la UE distinto de su país de residencia. Erasmus+ financiará becas para estudiantes, profesores, formadores y aprendices; y también será accesible a voluntarios y deportistas. Finalmente, una parte del presupuesto del programa se utilizará para financiar la garantía de préstamos subsidiados para jóvenes que se matricularán en una maestría en el extranjero.