Se trata de un duelo entre Pier Carlo Padoan y el portugués Mario Centeno por la cesión de la presidencia del Eurogrupo.
El próximo jueves, los Estados miembros tendrán que elegir al sucesor de Jeroen Dijsselbloem, cuyo mandato está a punto de expirar, y nuestro actual ministro de Economía está en la terna de candidatos que se la jugarán hasta el final.
Hasta hace unos días, el nombre fuerte era el de Pierre Moscovici, el comisario europeo de Asuntos Económicos. Sin embargo, el francés decidió entonces dar marcha atrás, dedicando sin embargo palabras de elogio a Padoan: "tiene todas las cualidades para ser un buen presidente del Eurogrupo: es un hombre experimentado, es el ministro de Finanzas de un país importante y un muy buen economista. Tiene sus cualidades, pero no es el único, es una elección abierta”.
El gran freno a la victoria de Padoan, sin embargo, es la presidencia del BCE de Mario Draghi. Difícil confiarle el papel de guía política del Euro, cuando el Banco Central Europeo ya está presidido por un italiano.
Mirando la dinámica política de Bruselas, el escenario se amplía. El PPE tiene todos los jefes de las instituciones y el sucesor del socialista Dijsselbloem debe ser socialista. Padoan no es oficialmente miembro de un partido miembro del PSE, pero está cerca del MDP. La candidatura de su colega portugués está restando ventaja inicial. Para ganar, Padoan necesita el apoyo de los socialistas en su conjunto.
En el caso de que el PSE se presente a la votación desunido, podría darse la reconfirmación de Dijsselbloem, o los partidos populares podrían imponer al socialista esloveno Kazimir. Viva la hipótesis del popular austriaco Schelling.
