Ante la dificultad de recapitalizar y asegurar definitivamente los dos bancos del Véneto, el Tesoro está considerando cambiar su plan de juego e inspirarse en el modelo probado anteriormente para salvar Banca Etruria, Banca Marche, Carife y Carichieti.
El primer paso de este nuevo paradigma, que podría materializarse en muy poco tiempo, es la idea de configurar un banco malo que cobra todos los NPL de los dos institutos y separarlos del negocio ordinario, reduciendo significativamente el requerimiento de capital.
En segundo lugar Hacienda está pensando en aprobar el plan de fusión para facilitar la compra de cada uno de los dos bancos individuales una vez que se hayan liberado de la carga de los préstamos morosos.
Ante este nuevo esquema, al menos uno de los bancos (Intesa Sanpaolo) que había dicho que estaba dispuesto a echar una mano a Popolare di Vicenza y Veneto Banca, ya no participaría en la ampliación de capital privado, pero avanzaría una oferta para hacerse cargo directamente de una de las dos instituciones en problemas. Una solución similar se encuentra actualmente en el centro de las reflexiones también de Unicredit y Bnl Bnp Paribas.
Sin embargo, la detección directa debe hacer frente a tres problemas que no son fáciles de resolver: 1) ¿Quién paga al banco malo? En este nivel parece surgir la posibilidad de una intervención del fondo de garantía interbancario. 2) ¿Cuánto tiempo llevará obtener uno nuevo? autorización de Bruselas y Frankfurt al nuevo proyecto? Sin embargo, la congelación del bono Veneto Banca, cuyo decreto está siendo examinado actualmente por el Parlamento, haría menos estrictos los tiempos de rescate. 3) Cómo lidiar con los despidos ¿Qué sucedería si uno de los principales bancos nacionales, ya presente en el noreste, decidiera comprar Popolare di Vicenza o Veneto Banca? Desde este punto de vista, la idea del Gobierno de refinanciar el fondo de cesantía de los trabajadores bancarios podría representar una solución concreta.