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Cuzzilla (Federmanager): la recuperación pasa de manos expertas

Entrevista al presidente de Federmanager, preocupado por las reducciones que se avecinan en las empresas. “Este es el momento de acelerar el cambio hacia la sustentabilidad y para ello se necesita capacidad gerencial en las empresas, sobre todo en las pequeñas, pero también en el estado”

Cuzzilla (Federmanager): la recuperación pasa de manos expertas

“Si queremos ser realistas, y sin caer en el pesimismo, no podemos dejar de ver para el otoño serios problemas para nuestras empresas, especialmente las pequeñas y medianas. Incluso antes de la pandemia, se estaba produciendo un cambio en el modelo de negocio que el Covid19 ha acelerado añadiéndole un alto grado de incertidumbre”. Esteban Cuzzilla, Presidente de Federmanager, es un personaje volcánico acostumbrado a afrontar los problemas con fortaleza e inclinado por naturaleza al optimismo. Pero en este momento no puede dejar de mirar con preocupación las señales provenientes del mundo industrial, donde las dificultades ya han obligado a dolorosos recortes tanto en los salarios de los gerentes como en la pérdida real de puestos de trabajo. Si la incertidumbre y el miedo al futuro siguen dominando entre los empresarios, la inversión disminuirá, y ciertamente muchos harán dioses recortes de personal para ponerse en la mejor posición para resistir la tormenta causada por caída de la demanda tanto en el mercado nacional como en el internacional.

Federmanager, junto con las demás federaciones ejecutivas agrupadas en el ciudadanoenviado al gobierno un proyecto para relanzar nuestra economía, dividida en numerosas propuestas detalladas que abarcan todos los sectores (desde las infraestructuras hasta la educación) en los que es necesario intervenir de manera orgánica para llenar antiguos atrasos y superar los recientes temores creados por la emergencia sanitaria.

“El papel de los ejecutivos –dice Cuzzilla– será fundamental tanto en el sector privado como en el público. Hay que sentarse a la mesa con el Gobierno y Confindustria para ver cómo ayudar a los empresarios a incorporar nuevos directivos a la empresa y cómo la Administración Pública puede potenciar sus capacidades (que también existen y hay que valorizarlas) con aportaciones externas, quizás temporales, que permitan gestionar con eficacia y eficiencia los numerosos recursos financieros que están llegando tanto desde Europa como desde los mercados, con el fin de que las inversiones sean útiles para aumentar la competitividad y el potencial de crecimiento de nuestra economía”.

El miedo o, en todo caso, la prudencia parece imperar entre las empresas en estos momentos porque no hay mucha visibilidad sobre el futuro, sobre cómo cambiarán los gustos de los consumidores, sobre cómo cambiarán los propios hábitos de vida de las personas que han descubierto la conveniencia de trabajar desde casa. Para muchos emprendedores, especialmente los pequeños y medianos, no es el momento de hacer inversiones o asumir nuevos costos para contratar gerentes que puedan ayudar a las empresas a cambiar en profundidad su modelo operativo. Por el contrario, muchos están pensando en despedir, incluso en reducir las contribuciones gerenciales.

“Ese es precisamente el principal problema. Las empresas deben acelerar el proceso de cambio que ya estaba en marcha y que atañe a la sostenibilidad, es decir, una mayor atención al medio ambiente y una relación diferente con el entorno, un enfoque más dinámico de los mercados financieros, una apertura decisiva hacia la internacionalización. Pero a menudo es necesario hacerlo colocar gerentes experimentados en la empresa, que puede apoyar al emprendedor y abrir nuevos y diferentes espacios de negocio. Pero en un momento de crisis, ¿quién se arriesga a aumentar sus costos para contratar, por ejemplo, un gerente de exportación o un gerente de energía? Es precisamente en este caso que el Estado, como parte de una política industrial encaminada no sólo a salvaguardar los activos productivos existentes, sino a fortalecerlos y hacerlos más competitivos, debe brindar apoyos específicos para el ingreso a la empresa de gerentes, quizás de forma temporal. Si la operación tiene éxito, como creo, entonces los propios empresarios estarán interesados ​​en estabilizar la contratación de estos directivos”.

Pero el sector público también necesitaría nuevas aportaciones de expertos dado que hoy se le pide al Estado que asuma un papel más activo ciertamente en el sector de las infraestructuras materiales e inmateriales y algunos incluso en la gestión directa de las empresas o en el dictado de líneas estratégicas.

“Cualquiera que sea el papel que quiera asumir el sector público, no cabe duda de que sobre sus hombros recaerá la responsabilidad de gestionar bien los recursos que vendrán de Europa y los derivados del aumento de nuestra deuda (que en todo caso tendremos que poder pagar). La experiencia de directivos que quizás provengan de empresas privadas podría ser indispensable. Tendrá que haber una mayor transición entre lo privado y lo público para aprovechar al máximo las habilidades y la experiencia. Tenemos que gestionar un gran proceso de cambio: tendremos que tener un estado diferente y más eficiente, pero las empresas también tendrán que cambiar desde el punto de vista cultural, organizativo y tecnológico. Todos tendremos que ponernos de acuerdo en poner el trabajo en el centro de nuestro verdadero renacimiento. El trabajo no es sólo un salario, frase bíblica que sirve para llevar el pan a casa, es la realización del hombre, es un aumento de la autoestima, es una mejora de la calidad de vida. El subsidio se utiliza en las fases de emergencia. Pero sin trabajo no hay cohesión social ni verdadero progreso de la nación”.

En definitiva, estamos en un cuello de botella que nos puede llevar hacia pastos abiertos y tranquilos o nos llevará a seguir marchando al borde de un barranco con riesgo de caer si nos distraemos un momento.

“Quiero ser optimista – concluye Cuzzilla – Italia tiene el potencial humano y material para recuperarse, para volver a ser protagonista en el mundo. Es el momento de máxima cohesión social. En los últimos meses hemos afrontado la fase de emergencia sanitaria con disciplina y espíritu positivo. Ahora espero que se abra un diálogo abierto y sincero entre Gobierno, sindicatos, empresarios y actores sociales como los empresarios, para dar cohesión al esfuerzo renovador que tendremos que afrontar. Solo así seremos capaces de superar los miedos y mirar con optimismo nuestro futuro”.

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