Green Pass no solo para viajar e ir a restaurantes, sino también para ir a trabajar. Se discute la propuesta de Confindustria, que quiere evitar el aumento de contagios y el riesgo de nuevos cierres, y por tanto bloquear empresas y fábricas obligando a los empleados a acudir al lugar de trabajo equipados con un Pase Verde. De hecho, se trata de una obligación indirecta de vacunar (ya que no todo el mundo tiene anticuerpos y no puede ni siquiera hacerse un hisopado cada 48 horas), que la patronal está discutiendo concretamente con el gobierno: Confindustria incluso pone la suspensión de salario para aquellos que no tienen la intención de vacunarse y no tienen la oportunidad de realizar un trabajo que no ponga en riesgo a sus compañeros.
“La exhibición de un certificado verde válido - dice un documento revelado por Il Tempo y no negado por la asociación - debe estar dentro de las obligaciones de diligencia, corrección y buena fe en las que se basa la relación laboral. Como consecuencia directa de ello, el empleador, en lo posible, podría asignar al trabajador tareas distintas a las que normalmente realiza, pagando la remuneración relativa; si esto no es posible, el empleador debe poder no admitir al sujeto a trabajar, con suspensión de la retribución en caso de separación de la empresa”. Palabras clarísimas y duras, precisamente no desmentidas por el presidente Bonomi y difundidas sin un enfrentamiento preventivo con los sindicatos, que en realidad no son tendencialmente partidarios de tan rígido planteamiento.
De hecho, se trata de cumplir con dos derechos: obviamente el derecho a conservar el trabajo, pero al mismo tiempo la protección de la salud en el trabajo es también un derecho de los trabajadores. Entonces los sindicatos reiterar la importancia de la vacunación pero no nos mantienen a raya en una situación general en la que no hay obligación de vacunar. “Un trecho – dijo Maurizio Landini, líder de la CGIL -. En este año de pandemia, los trabajadores siempre han acudido a la fábrica con seguridad, respetando los protocolos y normas de distanciamiento. No son las empresas las que tienen que establecer quién entra y quién sale. Sólo el gobierno puede hacer una elección de este tipo. Los trabajadores fueron los primeros, durante la pandemia, en pedir seguridad, llegando incluso a hacer huelga para obtenerla. Me vacuné y estoy a favor de que todos se vacunen. Pero aquí, seamos sinceros, nos encontramos ante un tramo".
Los juristas también están divididos en el tema: "No es lo mismo pedir el Pase Verde para acceder a restaurantes que pedirlo para lugares de trabajo -observa el presidente del Cnel Tiziano Treu —. Hay muchos lugares de trabajo donde se pueden garantizar las distancias, mejor que en un restaurante. Esto debe ser cuidadosamente verificado: solo si existen condiciones de riesgo documentadas podemos hablar de obligación”.