Un pequeño misterio rodea el perfil de Twitter del candidato de centro-derecha a la alcaldía de Milán Stefano Parisi. Para hacer algunas preguntas sobre el repentino éxito del exponente de centroderecha en la famosa red social es “la Repubblica”.
El diario romano destaca que, en tan solo unos días, Parisi casi ha duplicado el número de sus seguidores, pasando de los 2.900 del 3 de abril a los 5.200 del 10 de abril.
Un aumento bastante anómalo, para los familiarizados con el funcionamiento de las redes sociales, que llevó a "la Repubblica" a preguntarse si acaso no hay "fakes, bots y sitios que venden paquetes de seguidores para aumentar el número" detrás de ellos.
Muchos pensarán que esta repentina popularidad puede deberse a la candidatura de Parisi a la alcaldía de Milán gracias a la cual su fama aumenta día a día. En parte seguramente será cierto, pero recorriendo la lista de personas interesadas en los tuits del rival de Giuseppe Sala, notamos cuántos usuarios tienen "nombres improbables -escribe el diario de Mario Calabresi- compuestos por letras y números o extranjeros, sin conexión con Milán y ningún interés en la política”.
Por lo general, estos "seguidores extraños" se pueden adquirir a través de servicios ad hoc que le permiten aumentar tangiblemente el número de contactos. ¿Con qué propósito? En una sociedad cada vez más 2.0, un elevado número de contactos equivale a una presunta mayor autoridad. Es una pena que estos servicios ofrezcan única y exclusivamente nombres, detrás de los cuales muchas veces el usuario ni siquiera existe.
