“De la Ronde a la Roubaix es como pasar de un concierto de rock a uno de heavy metal: el pavé del Tour de Flandes es más suave, el de la Roubaix que se hace hoy es duro y hostil, al principio te da adrenalina , entonces al final terminas odiándolo". La comparación la hace Matteo Trentin, quien -de regreso de Flandes que vio una victoria italiana con Roberto Bettiol después de 12 años- es con Gianni Moscon y Filippo Ganna el hombre sobre el que la tricolor espera volver a ver a uno de nuestros corredores primero en la famosa Vélodrome están clavados 20 años después del último triunfo de Andrea. Evidentemente no están entre los favoritos, como tampoco lo estaba Bettiol hace una semana en el clásico-monumento de las míticas murallas. En lo alto de los pronósticos están los nombres habituales aunque no haya un maestro predestinado como en pasadas ediciones, con Greg Van Avermaet (ganador en 2017) y Peter Sagan (ganador en 2018) que se la jugaron a partes iguales.
Sagan sigue siendo el más popular entre los corredores de apuestas aunque este año ha sido hasta ahora una fotocopia un poco descolorida del campeón que conocemos: culpa -dicen algunos- de un virus contraído en marzo durante la Tirreno-Adriatico o -dicen otros entrando en la vida privada del campeón eslovaco- de la separación de la esposa. El hecho es que en los clásicos disputados hasta ahora Sagan solo ha logrado un cuarto puesto en Sanremo y un undécimo puesto en Flandes. Tarde o temprano se cansará de perder. Por eso hoy es el único corredor que figura seis en la mesa de apuestas. Detrás de él en el 9 está Van Avermaet, evidentemente debilitado a nivel de equipo por la transición a la Ccc después de la retirada de Bmc racing, y Alexander Kristoff, ganador de Ghent-Wevelgem. Le siguen 12 Oliver Naesen, Wout Van Aert y John Degenkolb (primero en Roubaix en 2015 y triunfador en la etapa del Tour de 2018 que discurría por el mismo trazado asfaltado). No hay que pasar por alto, aunque tengan cotizaciones más altas, los deportistas que se casan sobre los adoquines como los dos grandes nombres del Deuceninck Quick Step: Philippe Gilbert (otro gran nombre que aún no ha ganado sobre los adoquines franceses pero que tiene todo el potencial para dar a Bélgica la victoria número 57 de las 116 ediciones de la París-Roubaix disputadas hasta el momento) y Znedek Stybar (ya dos veces segundo en 2015 y 2017).
Fabian Cancellara abandonó la escena que ha ganado tres Roubaix (2006-10-13) y Tom Boonen (poseedor del récord con 4 centros igual a Roger De Vlaeminck), es una Roubaix que no moverá la jerarquía de múltiples ganadores. Sagan, Van Avermaet, Degenkolb solo pueden hacer un bis. El último en intentar convertirse en leyenda con un four-of-a-kind de cinco aciertos fue el inolvidable Boonen que aplazó un año su retirada de las carreras precisamente para conseguir este objetivo en la edición de 2016: una hazaña que ahora parecía al alcance de la mano. habiendo hecho un vacío detrás de él al separar todos los grandes nombres. A su volante sólo quedaba Mathew Hayman, un modesto australiano, nacido en 1978, que nunca había ganado nada en su dilatada carrera, pero que en el Velódromo de Roubaix encontró su día de gloria superando al sprint al gran Tom.