“Nos encontramos ante una perspectiva del todo insuficiente respecto a las necesidades de recuperación de nuestra economía y la mitigación de los graves desequilibrios del mercado laboral”. Así comenta Sergio De Nardis, economista jefe de Nomisma, las estimaciones de Istat sobre el PIB italiano en el segundo trimestre de 2013.
Los números, dice el investigador, “esclarecen las características de la situación económica actual y ayudan a definir con mayor claridad las expectativas de recuperación”. El ciclo italiano, reza una nota, sigue apoyado en el sector exterior y la positiva evolución de las exportaciones también se ve afectada por el turismo entrante, como demuestra el salto del gasto de los ciudadanos no residentes. Un fenómeno que también debería confirmarse en el tercer trimestre. “Al contrario –subraya De Nardis– la demanda interna sigue cayendo a un ritmo casi constante en la primera parte de 2013, mientras que las inversiones muestran una señal menos desfavorable al ser un componente del gasto ligado a las exportaciones”. Se mantiene la debilidad del consumo de los hogares, que adoptan “un comportamiento de precaución inducido por la incertidumbre y la necesidad de reponer el ahorro”.
El futuro parece incierto y muchas preguntas de los hogares están actualmente sin respuesta, por ejemplo: ¿cuál será el monto del impuesto de servicios en el futuro? ¿Será conveniente comprar el coche antes de la temida subida del IVA? y ¿las perspectivas inciertas del empleo se traducirán en desempleo en los próximos meses? Dudas que desalientan el gasto, donde existía la posibilidad.
Por tanto, “los elementos para matizar las expectativas de recuperación -concluye De Nardis- no son todos favorables: el apoyo viene del exterior, pero la incertidumbre de la política económica y la persistente debilidad de los ingresos de los ciudadanos mantienen baja la demanda interna”.