¿Recuerdas las tan vilipendiadas ya veces improbables emisiones de televisión en las que un presentador locuaz intentaba colocar obras de arte? Pues parece que alguien -después de decenas de años- ha vuelto a tomarse en serio el sistema de ventas en cuestión y ha decidido relanzarlo. Ese alguien es Amazon, el gigante de las compras online que últimamente ha ido extendiendo sus tentáculos en todos los sectores, desde la información –hace unos días compró el histórico Washington Post– hasta el arte, precisamente.
De hecho, el gran zoco web ha lanzado una nueva plataforma dedicada a la venta de creaciones artísticas. La dirección es www.amazon.com/arte. Los interesados pueden acceder a más de 40.000 “artículos” –si podemos llamarlos así– puestos a la venta por 150 galerías y dealers en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Holanda.
Amazon Art está dirigido a todos los bolsillos. “La plataforma permite que todos los clientes se conviertan en coleccionistas”, dice el grupo de Jeff Bezos. En el catálogo hay placas por menos de 50 dólares, pero también Marilyn Monroe retratada por Andy Warhol por más de 125000 dólares. Por no hablar de los 1,45 millones de Monet.
El sitio permite a los usuarios filtrar los resultados por precio, nombre del artista, tamaño, estilo y género. Más allá del aspecto comercial, Amazon dice que quiere transmitir conocimiento: “gracias a los subtítulos detallados, los clientes pueden tener información sobre los trabajos y la formación de los artistas”, explica la compañía.
La pintura, ya sea que desee amueblar una sala de estar desnuda o guardar una obra maestra en el búnker, termina en la red. Y el subastador, como siempre, es Amazon.
