Tras meses de acusaciones y tensiones, el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente estadounidense Barack Obama han decidido dar un paso adelante hacia el deshielo a través de una llamada telefónica en la que se abordaron los temas más candentes del panorama económico-político internacional: de Siria a la cuestión ucraniana.
Según declaró el Kremilin a través de la agencia de noticias Interfax, la conversación entre ambos fue "franca" y distendida. En lo que respecta a Ucrania, la esperanza es que Kiev adopte "medidas prácticas para cumplir con sus obligaciones rápidamente, incluido el inicio de un diálogo directo con Donbass".
Pero la intención común de luchar contra el terrorismo habría sido central en la llamada telefónica. Los dos presidentes coinciden en la necesidad de desarrollar la "cooperación" entre diplomáticos y otras agencias gubernamentales para implementar las decisiones tomadas sobre Siria por el grupo de contacto en su reunión de los últimos días en Munich. Las intervenciones se refieren en particular a operaciones de carácter humanitario, pero también al alto el fuego y la preparación de un "proceso político realista", destinado a estabilizar el país.
Según el Kremlin, ambos líderes habrían subrayado durante la llamada telefónica la necesidad de establecer contactos más estrechos entre los cuerpos de defensa de los dos países. En particular, Vladimir Putin habría subrayado "la importancia de crear un frente único contra el terrorismo y abandonar las políticas de doble rasero".
