Los italianos se ajustan el cinturón y se vuelven consumidores más atentos, incluso cuando se trata de comprar para llegar a la mesa. De hecho, una encuesta de Nomisma, realizada para Pentapoilis (asociación para la responsabilidad social), subraya que, en el primer semestre de 2013, las ventas de alimentos cayeron un 1,8% y los productos alimenticios con descuento atraen cada vez más, la participación de las compras en promoción aumenta a 28% contra 18% en 2012. Las cantidades compradas han bajado: Nomisma, basado en datos de Istat y Nielsen, observa que hoy el 87% de las familias compran lo esencial, el 50,7% compran poco a la vez y van de compras con más frecuencia.
En casa, la gente está en máxima alerta en cuanto a los precios: las familias compran productos de alimentación en oferta (43,3%) y consultan los folletos de descuentos antes de ir a una tienda, luego van de compras a diferentes tiendas para comprar las ofertas (34,8%), con una ojo a las marcas que cuestan menos (31,3%) y las tiendas de descuento (22%). En un intento por recuperar el poder adquisitivo, el consumidor "pobre" implementa comportamientos más sostenibles: desperdicia poco y tira menos (61,5%), elabora en casa lo que antes compraba en el supermercado como pan, pasteles, pizza, mermelada ( 30,6%) o comprar directamente al productor prefiriendo la cadena de suministro corta (7,6%). La sensibilidad al consumo verde está aumentando: el consumo de productos desechables está disminuyendo (58%), mientras que el de productos de alimentación locales está creciendo (62%).