“El poder adquisitivo de los hogares, tras seis años de caída casi ininterrumpida, se ha estabilizado en los últimos meses. Eso es favorable a la recuperación que deberá contar, además de las exportaciones, con la estabilización del consumo privado”, declara Sergio De Nardis Economista Jefe NOMISMAcomentando los datos del ISTAT sobre la propensión de las familias a ahorrar.
“Sin embargo, los datos también alimentan motivos de preocupación porque resaltan el deterioro estructural de las condiciones de vida generado por la recesión. En términos per cápita, el poder adquisitivo de las familias italianas está atrasado 25 años. Esto es complementario al aumento significativo de la pobreza en los últimos años.
También hay preocupaciones económicas. La mejora de las rentas no va acompañada de un aumento igual del consumo: la propensión a ahorrar ha vuelto a crecer. La economía necesita consumidores que gasten. La necesidad de reconstruir la riqueza afectada en los últimos años, pero también el alto nivel de incertidumbre contribuyen al aumento del ahorro.
En un contexto marcado por el deterioro del mercado laboral, el clima de incertidumbre se ve acentuado por la confusión fiscal, por la continua reapertura de obras que se creían cerradas (ver pensiones), por los deslices políticos. Todo ello alimenta temores, conductas precautorias y aplazamientos de gastos, neutralizando las noticias positivas que llegan desde otros frentes (reducción del spread).
Una política económica que pretenda salvaguardar la recuperación y devolver el impulso a Italia no puede, por tanto, sustraerse al punto de partida constituido por el fortísimo deterioro que sufren las familias. Entonces debe fijarse el objetivo mínimo de indicar claramente las condiciones fiscales y regulatorias en las que los hogares y las empresas estarán llamados a tomar sus decisiones de gasto e inversión", concluye. Desde Nardis.