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Nombramientos públicos, la Contaduría General del Estado hacia el cambio de guardia: el Gobierno quiere sustituir a Mazzotta

El Ministro de Economía, Giorgetti, con el respaldo del Primer Ministro Meloni, se prepara para sustituir al Contador General del Estado, Biagio Mazzotta, responsable con razón o sin ella de subestimar los costes anormales del Superbonus y de la caja de patentes. Pero el procedimiento es opaco y poco transparente y lo que no está claro es si el Gobierno sigue considerando la independencia de la RGS como un valor intangible o no. Negarse a sellar una medida que no tiene cobertura financiera no es una vergüenza para el Gobierno de turno sino un deber institucional del Contador

Nombramientos públicos, la Contaduría General del Estado hacia el cambio de guardia: el Gobierno quiere sustituir a Mazzotta

Llevamos meses hablando de ello, pero en unos días el Gobierno debería cruzar el Rubicón y sustituir el Contador General del Estado (RGS) Biagio Mazzotta, destinado a convertirse en presidente de Fincantieri. Salvo sorpresas de última hora, RGS debería estar dirigida por primera vez por una mujer, Daria Perrotta, jefe de la oficina legislativa del Mef.

El actual cambio del Contador General del Estado, una de las máximas autoridades institucionales, no puede dejar de suscitar tensiones y plantear mil interrogantes. El Gobierno y en particular el Ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, con el respaldo del primer ministro Giorgia Meloni, acusa a Mazzotta de no haber informado a tiempo de los enormes costos para el Estado causados ​​por la Super bonificación y caja de patentes, como recordó ayer el Corriere della Sera francesco giavazzi. Mazzotta siempre se ha defendido afirmando que en realidad la RGS había advertido al Gobierno de antemano sobre los costes de las dos medidas controvertidas, pero que la presión política venció a los dictámenes técnicos. Quizás el Contador General del Estado debería haber golpeado la mesa con los puños y haber defendido con más determinación sus valoraciones técnicas o, en última instancia, haber tomado la iniciativa de resignarse, atribuyendo toda la política a sus responsabilidades. De lo contrario, tarde o temprano llegará el día del ajuste de cuentas y el Contador General del Estado corre el riesgo de convertirse en el chivo expiatorio de los defectos presupuestarios. Más allá de las responsabilidades de Mazzotta, sin embargo, hay algo opaco y poco transparente sobre su sustituto. Y sobre el nombramiento del nuevo Contador flota una duda que sólo puede ser desmentida por los hechos. Daria Perrotta es ampliamente considerada una gestora del Tesoro muy competente, pero lo que no está claro es si el Gobierno tiene en mente que la independencia de RGS es un valor intangible y que se trata de un nombramiento especial. ¿Podrá Perrotta, que sin duda agradecerá al Gobierno el próximo ascenso, decir no a Giorgetti y Meloni cuando su prestación no cuenta con la cobertura financiera necesaria? El éxito del cambio de guardia en RGS se jugará precisamente en este nivel: independencia y competencia técnica.

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