Las tensiones entre Italia y Austria se disparan después de que Viena anunciara la construcción de una barrera de 250 metros de largo en el paso del Brennero para frenar la posible llegada de inmigrantes de nuestro país.
“Le pedí a Calenda que verificara todos los pasajes normativos a nivel europeo – dijo el primer ministro Matteo Renzi – para pedir cuenta de la corrección de las cosas que está haciendo Austria. Hay amistad con Austria pero exigimos que se respeten las normas europeas”.
El ministro del Interior, Angelino Alfano, en cambio, juzgó la decisión de Viena como "inexplicable e injustificable". En los últimos meses ha habido más casos de inmigrantes que han pasado de Austria a Italia que a la inversa. Contamos con un efectivo sistema de controles y registro”.
La Comisión Europea dijo que estaba “muy preocupada. Por ahora – dijo la vocera Natasha Bertaud – hemos visto el anuncio en la prensa, pero si el plan llegara a materializarse miraremos la situación muy seriamente”. Las barreras, añadió, obstaculizan el principio de libre circulación, que es un principio fundamental de la UE.
“La gestión de fronteras en el paso del Brennero y las nuevas medidas legislativas sobre el derecho de asilo no son deseables, sino necesarias y justas”, respondió el canciller austriaco, Werner Faymann, tras el consejo de ministros de Viena. Según Faymann, "está absolutamente fuera de discusión" no hacer nada y acoger a la gente sin límites y sin controles. “Asumo la responsabilidad”, concluyó el canciller.
