Las mujeres están pagando el precio de la pandemia. En los Estados Unidos fue renombrado Shecesión, es decir, la recesión que afecta a mujeres mucho más que los hombres. Un fenómeno de talla mundial, que ha incrementado la brecha de género, lo que se traduce en una caída del 4 % de la fuerza laboral femenina a nivel de la OCDE y un impacto negativo en los salarios del 8,1 % para las mujeres frente al 5,4 % para los hombres. Esto es lo que surgió de Informe Inapp 2021.
Los resultados del Informe son alarmantes. En diciembre de 2020 había 9 millones 530 mil mujeres ocupadas y 13 millones 330 mil hombres. Respecto al año anterior, hay 444 ocupados menos, de los que sólo 312 mil mujeres, correspondiente a una disminución del 3,6% para las mujeres y del 2% para los hombres. En particular, las mujeres empleadas son disminuyó un 2,6% en el trabajo dependiente (frente al 1,9% de los hombres) y de8,3% en trabajo por cuenta propia (frente al correspondiente -2,5% masculino).
Entre las causas: la composición sectorial del empleo, por el cual las mujeres trabajan más en sectores y servicios que durante mucho tiempo han estado sujetos a medidas restrictivas y cierres dispuestos en cumplimiento del distanciamiento social y que actualmente luchan por recuperarse; El no renovación de contratos de duración determinada, en el que las mujeres siempre han estado presentes en mayor proporción, lo que supuso un 16,2% de mujeres frente al -12,4% de hombres; la reducción de nuevas relaciones laborales que en 2020 fue mucho más acusada para las mujeres (-1.975.042) que para los hombres (-1.486.079) en casi todos los tipos de contratos (en contratos de duración determinada -52% mujeres y -48% hombres; en aprendizaje -51% mujeres y -47% hombres; en trabajo de temporada -34% mujeres y -31% hombres). Un factor incisivo en la participación femenina en general fue también la Creciente carga de cuidado de ancianos y menores. (agravada por la emergencia sanitaria y la educación a distancia) que ha fortalecido la etiqueta de "generación sándwich" para mujeres mayores de 40 años.
“Ahora necesitamos un nuevo compromiso que favorezca la modificación de estas cuotas y que ponga seriamente el tema de elevar la tasa de empleo femenino en el centro de la agenda política – comentó el prof. sebastián fadda, presidente del Inapp -. Para ello, es necesario avanzar en dos direcciones: implementar políticas de apoyo a largo plazo que puedan adquirir un carácter 'estructural' y no desaprovechar la oportunidad del PNRR, en particular la cláusula de condicionalidad, implementada por el Decreto de apoyo, que exige un 30% de jóvenes menores de 36 años y mujeres de todas las nuevas contrataciones”.
Además, Fadda subrayó que hasta ahora se han tomado medidas a corto plazo destinadas a amortiguar marginalmente la situación (como transferencias monetarias, bonificaciones, vales, cheques, pero también incentivos fiscales y recortes de impuestos), mientras que se ha prestado menos atención a la elaboración de estrategias concretas y de largo plazo capaces de incidir en las causas estructurales en el origen del fenómeno.
Il PNRR puede ser una oportunidad para desbloquear la situación. “La cláusula de condicionalidad, transpuesta por el Decreto de Apoyo, que exige un 30% de jóvenes menores de 36 años y mujeres en todas las nuevas contrataciones en los proyectos del PNRR, puede representar una oportunidad para salir de la cesión. El Instituto – concluyó Fadda – seguirá el progreso de esta medida altamente innovadora en el sistema de contratación pública”.