Cuando la suma de todos los diferenciales sociales -desde el digital hasta el del conocimiento financiero- repugnan al pleno empoderamiento femenino, las mujeres reaccionan reivindicando mayores oportunidades de participación laboral, para ser los motores de un cambio en la tendencia de desarrollo del país que conduzca a la igualdad. salarios y pensiones efectivas, y no sólo letra muerta de disposiciones constitucionales desatendidas. Conferencia de hoy (“Mujeres y cultura financiera. Una inversión para el futuro"), que firma un acuerdo entre el Banco de Italia y el Consejo Nacional de Notarios, es otro elemento fundamental no solo de las instituciones autorizadas, sino de los actores sociales que juegan un papel fundamental en el apoyo a las familias italianas en los momentos más delicados de decisión- hacer de la vida.
Participar y dar testimonio significa dar cuenta de una compromiso común entre las Instituciones y el Tercer Sector que son el requisito previo para aquellos objetivos de inclusión y cohesión social representados en la Misión 5 del PNRR.
Hace seis años, después de una cuidadosa consideración de los efectos de Convención de Estambul – un instrumento jurídico fundamental para la protección de las mujeres frente a cualquier forma de violencia – combinado con la declaración de intenciones de la Agenda 2030, centrada en un objetivo global clave como es el deigualdad de género, entendí que toda la experiencia observada durante las reuniones internacionales en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que siempre han estado comprometidos con las políticas de inclusión financiera para los más frágiles, ofrecía un importante punto de partida incluso fuera de los Países Emergentes con los que trabajé. años.
Que el Objetivo 5 sobre igualdad de género era el punto de partida sobre el que centrar un modelo de actuación con trasfondo social que, partiendo de la educación financiera, permitiera desencadenar la violencia de género encontrado enaislamiento económico, y en el malestar creado por el abuso económico sufrido, una mayor vulnerabilidad de las mujeres y las familias, donde no se comparte plenamente las opciones sobre el bienestar personal que, inevitablemente, pasa por una gestión cuidadosa y consciente de los ingresos a lo largo del tiempo en una perspectiva de ahorro y equilibrio sostenible.
Estamos en el segundo año de analizar el impacto social de un Proyecto como Mujeres al Cuadrado que, en tres años, ha superado los 6 participantes y, gracias a un modelo estratégico de implantación de propuestas formativas tradicionales -al que se ha sumado, además de la usabilidad de los contenidos, actualizados digitalmente semestralmente, un servicio de soporte a través de un escritorio de escucha que apoya a los participantes en todos los asuntos legales, fiscales, curriculares y empresariales: hemos creado un sistema eficaz de prevención de la violencia económica, para ser compartida con nuestros grupos de interés. Esto también condujo a la publicación de un artículo científico de la Asociación Internacional de Estadística en la Conferencia "Estadísticas y Sistemas de Información para la Evaluación de Políticas 2021", celebrada en la Universidad de Florencia.
Partir del bienestar económico significa sentirse más seguro que el propio futuro de la estabilidad económica y social, y así tomar decisiones de forma independiente y aumentar el bienestar personal, que debe ser el objetivo principal de cualquier persona involucrada en la educación financiera.
El índice sintético obtenido vio una implementación del modelo estadístico de medición a través de un análisis longitudinal entre los dos últimos años.
Se han observado resultados positivos en algunos aspectos importantes de laautoestima y autodeterminación, en particular con niveles mejorados en: elección informada de productos, conocimiento de la deuda, dominio y confianza en las propias habilidades financieras y manejo de la impulsividad.
El grupo que mejores resultados ofrece son los jubilados y mujeres pensionistas, y también se nota un impacto inversamente proporcional al nivel de educación distribuido entre Norte y Sur.
Si hace diez años no se hablaba de análisis de impacto social, pero sólo de concreción en la acción planificadora, ahora también gracias al nuevo sistema normativo que caracteriza al tercer sector, la variable de cambio se introduce desde las acciones puestas en marcha y propuestas también y, sobre todo, cuando se derivan de una filantropía estratégica que es complementario al tradicional, pero que se define en la huella medible que deja en la sociedad. Los proyectos gratuitos repartidos por todo el país y continuados en el tiempo son la piedra angular con visión de futuro de las futuras pautas de diseño, pero también una herramienta para abordar las desigualdades que van mucho más allá de la pobreza educativa pero que también se han ampliado debido a nuevas capas de pobreza económica representado por trabajadores que han sufrido una dramática pérdida de estatus social en la pandemia.
Dar sentido al cambio: significa analizar los fenómenos a partir de la literatura científica, combinándolos con la experiencia en el campo, y por tanto en el territorio nacional, y con la de los beneficiarios de los proyectos dedicados que así evolucionan. Nuestro territorio cuenta historias muy diferentes, por lo que ofrece concepciones y herencias culturales bastante homogéneas, por ejemplo sobre el presupuesto familiar y sobre la cuenta corriente, pero muy diferentes sobre los aspectos de seguridad social entre el Norte y el Sur. , servicios a la familia y por tanto la oportunidad de acceder o volver al trabajo más fortalecidos que antes en su independencia de medios de acción darle un giro a todas esas diferencias de género que caracterizan a nuestro país.
Ahora el PNRR evidentemente nos devuelve a este compromiso común, ahora imprescindible, entre el tercer sector tal como se describe, y entre instituciones, colegios profesionales y gremios, todos los actores sociales llamados a cambiar urgentemente su forma de actuar como respuesta a la pandemia, y unidos en una necesidad común de apoyar a las familias duramente golpeado por la crisis económica resultante. Esta comunión de intenciones significa en sí misma hacer evolucionar nuestra sociedad a mejor, y cumplir con ese debido reconocimiento de las responsabilidades que tenemos para con las nuevas generaciones, y para una regeneración de nuestras comunidades sobre bases nuevas, más inclusivas y sostenibles.