Vuelve la Milán-San Remo y con la Spring Classicissima, comienza la temporada del gran ciclismo. El último, el del año pasado, vio la nota alta de Vincenzo Nibali que voló por el Poggio para resistir la persecución de todos los demás grandes nombres en el descenso. Un éxito difícil de repetir pero Nibali como luchador nacido este sábado por la mañana estará en la línea de salida para defender -como dicen los franceses- “le sacre”, la corona del último rey de la ciudad de las flores.
Como en 2018 también este año Nibali, entre los grandes absolutos de las carreras por etapas, no figura entre los favoritos de la víspera. Llega a Sanremo tras un encontronazo bastante anónimo al inicio de la temporada tanto en el UAE Tour como en la reciente Tirreno-Adriatica ganada por Primoz Roglic. Pero es un campeón y como tal capaz de lograr una hazaña contra viento y marea. Como otro jugador estrella por nombre Alejandro valverde en su séptimo Sanremo, pero en el primero con la camiseta arcoíris de campeón del mundo. Lleva seis carreras sin brillar nunca con su mejor resultado -15º puesto- en la edición de 2016, ganada por el francés Arnaud Demare. En las apuestas Nibali da más de 50, Valverde más de 30.
Para casas de apuestas, edición no. 10 del primer clásico-monumento del año es un desafío de tres vías, todas enumeradas en seis, entre Julien Alaphilippe, Peter Sagan y Elia Viviani. Si Sagan, todavía sin victorias en Sanremo tras ser engañado dos veces por Gerald Ciolek en 2013 y por Mikal Kwitkowski en 2017, lleva años acostumbrado al papel de superfavorito, Alaphilippe y Viviani, las dos líderes del Deceuninck-Quick Step, un auténtico acorazado que ha acumulado victorias a principios de 2019. Dos nominaciones más que justificadas por lo que han demostrado el francés y el italiano en las carreras disputadas hasta el momento: el francés, vencedor de la última Strade Bianche en los caminos de tierra de Chianti y gran protagonista de la Tirreno-Adriatica con dos victorias de etapa, supo explotar su explosividad en el Poggio imitando la acción del año pasado de Nibali; el italiano, que ya ha entrado en la élite de los grandes velocistas mundiales, es la carta ganadora del conjunto belga en caso de meta al sprint.
Detrás del trío de primeros favoritos hay un abanico de nombres de personalidades que ya han ganado en Sanremo como Démare, Alexander Kristoff (2014) y John Degenkolb (2014) o que sueñan con dar en el blanco tarde o temprano como Caleb Ewan, segundo el año pasado, el colombiano Fernando Gaviria y Sam Bennett, todos ellos velocistas de primerísima calidad que pueden opinar en una carrera de grupo. También sueña con un bis sensacional en la meta de vía Roma el polaco Kwiatkowski, capitán del Sky para la ocasión, segundo en la última París-Niza ganada por su compañero Egal Bernal. No sería una sorpresa en absoluto que los ganadores en Sanremo fueran dos viejos zorros de los clásicos como los belgas Greg Van Avermaet y Philippe Gilbert o el impredecible pero siempre duro tom dumoulin, el corredor que le dio a Holanda el primer Giro de Italia.