Milán de rodillas. Después del Inter, mal derrotado en la anticipación de Florencia, le tocó al Milán caer en un torbellino, además dentro de los amistosos muros de San Siro. El domingo que debería haber visto a los rossoneri con las manos en la Europa League, Empoli sonrió en cambio: los 3 puntos de ayer, además de inesperados, podrían valer una buena parte de la salvación. Por su parte Montella se ve obligado a reflexionar sobre el valor efectivo de su plantilla, y con él también toda la directiva que acaba de llegar al poder.
Los resultados del día 33 confirman que Atalanta y Lazio son superiores y dejan al Milán para luchar por un sexto puesto que huele a consolación, además con una Fiorentina cada vez más amenazante a sus espaldas. “Estoy triste por el resultado, no por la actuación – análisis de Montella – No puedo parar y analizar solo el marcador, creamos 15 goles y sinceramente en la Serie A es difícil hacer más. Deberíamos haber sido más concretos, pero por lo demás estoy satisfecho".
La visión del técnico rossoneri es discutible: si es cierto que su equipo construyó varias ocasiones, también lo es que le concedió muchas al Empoli. Y luego la reacción llegó solo al final de la segunda mitad, como sucedió a menudo durante la temporada. Si otras veces había ido bien esta vez no, y así los toscanos se llevaron a casa 3 puntos muy importantes, "aguados" sólo por la victoria de Crotone sobre la Sampdoria que mantiene viva la carrera de la salvación. Milán opaco en la primera parte, demasiado lento y predecible para minar el ordenado muro del Empoli.
Y cuando Mchedlidze derribó a Donnarumma tras un córner (40') la misión se complicó aún más. En la segunda parte, los rossoneri pudieron igualar el partido pero Suso, por debajo de los estándares habituales, marcó mal un penalti obtenido por Pasalic (59'). Empoli agradeció y poco después incluso encontró el 2-0 con Thiam, bueno para aprovechar una incertidumbre de la pareja Paletta-Zapata y volver a batir a Donnarumma (67').
El Milan reaccionó más con nervios que con la cabeza y la presión posterior derivó en un gol de Lapadula (72'), además de una serie de ocasiones desperdiciadas (todas desde el larguero de Ocampos). Pero el Empoli también tuvo las suyas y si Donnarumma no hubiera sido milagroso sobre Maccarone y Thiam estaríamos comentando un resultado mucho más pesado. Queda el fracaso del fútbol milanés, ahora a años luz de las glorias del pasado. Tanto es así que hablar de una ciudad fuera de Europa ya ni siquiera es noticia.