El que ignora con torpeza el pedido y hace saltar por los aires el habitual apretón de manos que acompaña a cada encuentro entre los mandatarios en el Despacho Oval. La que trata de encontrar ideas para una conversación más armoniosa pero sin éxito. Angela Merkel y Donald Trump se encontraron, tras el primer aplazamiento por la tormenta de nieve sobre Washington, pero la tensión dominó más allá de las sonrisas formales.
Los dos mandatarios hablaron de inmigración, de las relaciones con la OTAN, de las relaciones con Vladimir Putin y de la crisis de Ucrania, del TTPI (el acuerdo comercial entre Europa y Estados Unidos) sin poder encontrar un verdadero punto de comunicación tras las diversas comunicaciones a distancia. preguntas y respuestas que precedieron al cara a cara.
Pese a todo, “es mejor hablar entre todos que hablar de los demás”, dijo el Canciller durante la rueda de prensa en la Casa Blanca. “Durante el almuerzo de trabajo -anunció- también conversaremos y abordaremos el tema del libre comercio”. Alemania, poco antes de la salida de Merkel hacia EE.UU., hizo hablar a la ministra de Economía, Brigitte Zypries, y amenazó con presentar un recurso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra EE.UU. si entra en vigor el 'impuesto fronterizo' prometido por el presidente estadounidense, Donald Trump. , en particular sobre los autos fabricados en México, lo que afectaría a BMW.
Trump volvió a dar con la tecla en el tema migratorio: “La inmigración -dijo el presidente estadounidense- es un privilegio, no un derecho”. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó su "fuerte apoyo" a la OTAN, pero reiteró la necesidad de que los aliados paguen su "parte justa". "Una América más fuerte -reiteró- es del interés de todo el mundo". “No soy un aislacionista”, volvió a decir Trump, argumentando que estaba a favor de un comercio más justo, que ayude a reequilibrar el déficit comercial. Y hubo un momento de molestia en el que Donald arremetió: “No soy aislacionista, estoy a favor del libre comercio, pero debe ser justo. Los negociadores alemanes fueron muy buenos para tratar con los Estados Unidos. Muchos países grandes se han aprovechado de acuerdos que nos resultan terribles. Esto no volverá a suceder".
La respuesta de Merkel fue equilibrada y, de nuevo, encaminada a suavizar los contrastes: "Debemos proteger nuestras fronteras -dijo sobre el tema de la inmigración- pero también debemos mirar a los refugiados que huyen de las guerras y la pobreza".
La visita a EE.UU. no finaliza con la reunión en la Casa Blanca a la que siguió una mesa redonda a la que asistieron no sólo los dos líderes gubernamentales sino también representantes de la industria. Merkel estuvo acompañada por el número uno de las tres principales empresas alemanas, Siemens, BMW y Schaeffler, fabricante de componentes para automóviles. Trump estuvo acompañado por su hija Ivanka (la única que sonríe) con su esposo Jared Kushner (asesor del presidente) y el secretario de comercio, Wilbur Ross. El mundo empresarial estadounidense estuvo representado por los directores ejecutivos de Dow Chemical, IBM y Salesforce.