“Sé que muchos están naturalmente preocupados por la llegada del nuevo año y la situación económica no será más fácil, sino más difícil en el nuevo año. Pero eso no debería deprimirnos". Esta fue la advertencia lanzada por la canciller alemana, Angela Merkel, en su discurso de fin de año a Alemania.
Merkel también recordó que en la Eurozona “la crisis no ha terminado” y que “todavía necesitamos mucha paciencia. Las reformas que hemos puesto en marcha empiezan a surtir efecto”, pero debemos seguir buscando “el justo equilibrio entre nuestra prosperidad y nuestra cohesión. Necesitamos voluntad de trabajo duro y asistencia social para todos, y la importancia de este equilibrio se refleja en la crisis de la deuda de Europa”.
El canciller luego subrayó que la comunidad internacional “aún no ha aprendido lo suficiente de la crisis financiera de 2008. Ya no podemos permitir que la irresponsabilidad prevalezca como lo hizo entonces. Las personas deben poder confiar en que el Estado sea el guardián del orden en la economía de mercado”.
Las palabras pronunciadas hoy por Merkel contrastan fuertemente con las recientes garantías del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaueble: "Lo peor ha quedado atrás", dijo el ministro.
