Mario Balotelli es jugador del Milan. Es oficial ahora. Ganó la línea de Adriano Galliani y Mino Raiola (aunque el Milan debería preguntarse si es adecuado entregarse de pies y manos a un personaje así). Al final el Manchester City, que partía de una petición de 37 millones de euros, cedió a la oferta de los rossoneri, 20 millones en 5 cuotas anualesreduciendo a la mitad sus reclamaciones. El jugador recibirá 4 millones al año más bonos hasta junio de 2017.
El futbolista italiano más sonado vuelve entonces a "su" Milán, pero en el lado contrario. No en el Inter que, tras llevárselo de Lumezzane, lo había lanzado al fútbol grande, sino en el Milán, coronando (?) así el sueño de cuando era niño y, al parecer, era hincha de los rossoneri.
Balotelli, tras una buena temporada en el City y aquella Eurocopa que parecía haberle elevado definitivamente a la categoría de campeón, con el refuerzo para Alemania y finalmente una verdadera exultación, lleno de alegría e ira, este año se perdió en las brumas de Manchester, entre demasiadas molestias físicas y las habituales broncas y broncas con su mentor Roberto Mancini, jugando poco y marcando aún menos (16 partidos, en su mayoría clips , y 3 goles en todas las competiciones).
Silvio Berlusconi,, por eso, asegura a sus hinchas y, diría un maligno, a sus electores un golpe de Estado, de esos que hacen realidad los sueños y mueven las urnas. Un top player un poco descolorido (pero si se quiere hasta se le podría llamar estrella), un lujo reciclado con apenas 22 años, comprado, todo es relativo, a precio de venta, y buscando una consagración que cada vez se asemeje a una redención Esperando que, una vez más, podamos hablar de él para un gol de campeón, y no para todo lo demás.