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Meloni y Salvini ganan a los bancos pero se rinden a los taxistas: ¿quiénes son los verdaderos poderes fuertes en la Italia de hoy?

El Gobierno anuncia un impuesto a las ganancias extra de los bancos pero se asusta ante las amenazas de huelga del poderoso lobby taxista y limita la concesión de nuevas licencias. Después de tantos anuncios solo paños calientes

Meloni y Salvini ganan a los bancos pero se rinden a los taxistas: ¿quiénes son los verdaderos poderes fuertes en la Italia de hoy?

Después de la rueda de prensa de anoche Gobierno, presidido por el Viceprimer Ministro y Ministro de Transporte de la Liga Norte Matteo Salvini con la singular ausencia del primer ministro Giorgia Meloni y el Ministro de Economía de la Liga Norte Giancarlo Giorgetti, tendremos que preguntarnos cuáles son los verdaderos en Italia hoy poderes fuertes. El bancos, que generalmente se consideran la punta de lanza de los poderes fácticos, obtuvo una iimpuesto a las ganancias extra ligada a la subida de los tipos de interés y por tanto del margen de interés que infló los balances en los últimos seis meses por no haber -esta es la acusación- tomado medidas oportunas, con apreciables excepciones, para elevar la rentabilidad de los depósitos de la clientela y corrientes cuentas "Equidad social", comentó con voz atronadora Salvini que sin embargo se olvidó por completo del tema frente al poderosísimo lobby de la taxistas, que bastó con amenazar con huelgas para inducir al Gobierno a dar marcha atrás en sus intenciones iniciales de resolver de una vez por todas la escandalosa ausencia de taxis en los centros neurálgicos de las grandes ciudades. Entonces, ¿quiénes son los poderes fácticos de hoy? ¿Los bancos o los taxistas? No se trata de una provocación intelectual sino de la constatación de la realidad de un gobierno que promete cielo y tierra a sus ciudadanos pero retrocede ante quienes alzan la voz y se resignan a recurrir a cálidos pannicelli.

En los taxis solo paños calientes del gobierno

El caso de los taxistas es emblemático. El problema es conocido y cualquiera que haya visto o sufrido las largas colas a la salida de las estaciones de tren o de los aeropuertos de Milán, Roma y Nápoles lo sabe muy bien: hay una carencia espantosa -y no sólo en las épocas de mayor afluencia turística- de un suficiente número de coches blancos y, una vez más, no se deseaba adoptar una solución razonable que reconciliara los derechos de los ciudadanos con los de los taxistas. El Tercer Polo había sugerido la semana pasada otorgar una segunda licencia (sin costo alguno para el erario público) a los actuales taxistas, quienes podrían haberla entregado a familiares o amigos o revenderla a terceros, encontrando así una compensación por la devaluación de su vehículo. licencia original. Incomprensiblemente, los taxistas se opusieron con toda una serie de excusas que asustaron a Salvini y al Gobierno, que sometió la concesión de nuevas licencias por parte de las autoridades locales a un concurso extraordinario y sobre todo se limitó al 20% del incremento de las licencias existentes. Resultado: durante todo el verano la búsqueda de un taxi en las grandes ciudades seguirá siendo un vía crucis y, aún después, el número de coches blancos en circulación no satisfará ni remotamente las legítimas expectativas de los ciudadanos. Con muchos respetos a la equidad social.

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