En una sala llena de gente, ausente el ministro del Sur, que en cambio había participado en las sesiones anteriores, las "Anticipaciones del Informe Svimez 2019 sobre la economía y la sociedad del Sur”. El presidente Adriano Giannola y el director Luca Bianchi han lanzado un mensaje de alarma muy preocupado al mundo político ya los responsables directos del gobierno. Refiriéndose a las políticas de crecimiento que se necesitan hoy, señalaron que ahora es el último llamado por afrontare una situación que se ha vuelto de impacto estructural negativo para todo el país.
Antes de entrar en el fondo de las “anticipaciones” de este año, es interesante recordar el cambio de tono que ha caracterizado progresivamente presentaciones similares en los últimos cuatro años. El documento de 2016 se tituló “Del reinicio a la recuperación del desarrollo”. Para 2017 se argumentó que “Se consolida la recuperación pero se mantiene la emergencia social”. Para 2018 se colocó “La economía y la sociedad del Sur en la temporada de incertidumbre”. Este año el evento se titula: “El Espectro de la Recesión en el Sur”.
En otras palabras, hemos salido de una actitud de incertidumbre esperanzadora. y valorización de las señales positivas mostradas por la economía del sur en los últimos tres años y se constató que la situación ahora está cayendo decididamente a la baja: la tasa de crecimiento para 2018 cayó a +0.6% mientras que para 2019 se espera - 0.3% (+ 1.0 y +0.3%, respectivamente, en el Centro-Norte). El Mezzogiorno italiano está creciendo menos que Grecia y está acentuando la distancia con el resto del país y la UE. Pero ojo, el Centro-Norte no navega a toda velocidad, al contrario, en los últimos cuatro años ha demostrado que por sí solo es capaz de crecer a un ritmo muy inferior a la media de la UE (+5.1%). contra +9.1%) .
Al margen de los reflejos de la coyuntura global actual, es decir, su economía no puede contar como en el pasado con el aporte de la demanda interna del Sur, la debilidad de ésta, en cambio, no depende sólo de la mayor baja tasa de crecimiento del consumo final de los hogares del Sur (4.4% frente al 6.2% en el Centro-Norte en 2015-2018) sino, sobre todo, por el descenso del gasto en consumo final de las administraciones públicas: en el Sur asciende al -2.3% en los últimos cuatro años, frente a un aumento del +1.5% en el Centro y Norte.
No es cierto, hoy, que haya más gasto público en el Sur que en el Centro-Norte. De hecho, hay que tener en cuenta que las inversiones en obra pública en 1970 equivalían a 677 euros per cápita en el Sur y 452 en el Centro-Norte, ¡mientras que en 2018 bajaron a 102 y 278 respectivamente! Frente a ello, cabe destacar que las inversiones privadas siguen siendo un componente dinámico de la demanda interna del Sur (+9.6% en 2015-18), a pesar de la preocupante desaceleración, casi nula, de las de maquinaria y equipo en 2018 (+0.1%). %); efecto del debilitamiento de las intervenciones vinculadas a la Industria 4.0.
El cuadro macroeconómico así esbozado se pone aun peor, si es posible, a través de la lectura de tendencias y datos sobre el empleo, la migración y el estado de las infraestructuras sociales más importantes que caracterizan al Sur en la actualidad.
En cuanto al empleo, desde mediados de 2018 ha habido una baja de 107 mil unidades (en el Centro y Norte +48) y todavía hay 265 puestos de trabajo por debajo de 2008. Los contratos indefinidos disminuyen y aumentan los contratos de duración determinada y los contratos a tiempo parcial involuntario. La tasa de ocupación femenina es del 35.4% frente al 62.7% en el Centro-Norte y el 67.4% en la UE 28. La brecha de empleo también se mide aplicando a la población del sur el diferencial de tasa de empleo respecto al Centro-Norte, que se estima en casi 3 millones, la mitad de los cuales serían trabajadores altamente calificados.
Por que preocupacion fenómeno migratorio, pocos datos resumen la situación: en los últimos 15 años han emigrado 2 millones de sureños y el saldo neto, considerando retornos, es igual a -852 mil unidades, de las cuales 612 mil son jóvenes menores de 35 años y 240 mil son universitarios. Por tanto, se produce un descenso de la población joven y cualificada que, en todo caso, no se ve compensado por los flujos de inmigrantes regulares, que siguen siendo muy inferiores y caracterizados por una baja cualificación. A este nivel, por tanto, se prepara para el Sur un panorama realmente desolador en términos de pérdida de población, déficit de capital humano y desertificación de los territorios, especialmente los internos.
Finalmente, junto a todo ello, se tienen en consideración el estado de la infraestructura social. En este sentido, el cuadro que emerge, aunque sea sintético, revela una brecha absolutamente insostenible entre el Sur y el Centro-Norte en el nivel de servicios que deberían garantizar los derechos de ciudadanía de la población del Sur. Y esto, sin entrar en el fondo de los muchos datos negativos, atañe, como es bien sabido: escuelas, hospitales, centros de salud, escuelas infantiles, movilidad, etc.
Para concluir. Como dijimos al principio, subrayando la gravedad de la situación, los directivos de Svimez pretendían dirigirse al gobierno y a toda la clase política nacional con un último llamado a enfrentar con responsabilidad los problemas del Sur.Es absolutamente necesario un reconocimiento del dramático naturaleza de la situación y su peligro para todo el sistema económico y social. Ya no podemos esperar. Como ha demostrado Svimez en los últimos años, negocios vitales, talentos, recursos naturales no faltan en el Sur. Es necesario apoyar -como se había comenzado a hacer, aunque de manera insuficiente- y consolidar continuamente los signos de una posible recuperación de la economía del Sur.
No es posible pensar en soluciones separadas, la recuperación estructural de esta zona debe iniciarse dentro de un programa orgánico de intervenciones en una estrategia con una dimensión nacional y europea. Los temas son los que involucran a todo el sistema económico y social del país y su ubicación en Europa: innovación, formación de capital humano, infraestructura social y ambiental, competitividad en cadenas globales de valor, perspectiva mediterránea. Todo esto viene antes de la renta básica e no es compatible con el diseño separatista de autonomía diferenciada.