Hay un largo camino por recorrer para permitir que los italianos vivan en un entorno como Europa quiere. Los estándares de crecimiento son lentos, por lo que hasta el mes pasado volaron de nuestras arcas a Bruselas 329,22 millones de euros. Todo por infracciones ambientales. Una multa tras otra en sectores estratégicos, donde en cambio se puede expresar la calidad de muchas empresas nacionales.
Lo que pasa es que se adeudan 141 millones de euros por la sentencia sobre vertidos ilegales; 86,12 millones para residuos en Campania; 42 millones para el área de Venecia y Chioggia y otros 60 para los efectos de la sentencia sobre contratos de formación-trabajo. Las cifras fueron proporcionadas al Parlamento por el subsecretario de Relaciones Exteriores, Sandro Gozi. En nombre del gobierno documentó que las multas impuestas a nuestro país por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea deben pagarse después del inicio de los procedimientos de infracción.
Gozi, cuestionado por el M5S, también explicó que desde hace dos años el Gobierno intenta cambiar de rumbo. En realidad, han disminuido las disputas locales frente a las cuales, sin embargo, las multas han crecido, casi se han duplicado. La razón de tanta deseconomía radica en la lentitud con que se resuelven los conflictos a nivel central y periférico.
Los residuos de Campania, que ocupan el segundo lugar por su peso económico, son la proverbial bola y cadena de cualquier programa medioambiental que se precie. La Región se ha beneficiado de una gran financiación, pero solo desde el año pasado comenzó una intervención de remediación estructural en los sitios donde estaban estacionados los ecobales.
En cuanto a los vertederos, están dispersos por Calabria, Campania, Abruzzo, Veneto y Sicilia. Hace apenas unas semanas se registraron 133 incumplimientos, lo que derivó en el pago de otra multa a tanto alzado de 40 millones de euros. Para poner las cosas en orden, el gobierno ha designado al general Donato Mónaco como comisionado extraordinario para vertederos.
En general, surge un panorama complicado y desalentador de los datos con respecto al compromiso operativo y financiero que proviene de muchos sectores. Uno se pregunta si las multas de la UE seguirán aumentando y en qué medida, dado que Bruselas ha entendido que, después de todo, Italia es un buen cliente.
