La cuenta atrás para la asamblea del 4 de septiembre convocada para decidir sobre el nacimiento de MediaforEurope (MFE) ya ha comenzado, pero cuanto más nos acercamos al evento, más el choque entre Mediaset y Vivendi se vuelve duro, tenso, amargo.
Después de la denuncia presentada por Mediaset a Consob en el que la empresa Cologno Monzese acusó a los franceses de querer "deprimir el precio de las acciones" y los invitó a "tomar una posición pública e inequívoca", Vivendi ha decidido responder golpe a golpe, recurriendo a la Corte de Milán con el fin de obtener "una disposición urgente adecuada para proteger el derecho a participar y votar, con las acciones a su nombre (equivale al 9,99% de los derechos de voto), en la junta extraordinaria de accionistas de Mediaset del 4 de septiembre de 2019". El anuncio se produjo a través de una nota, en la que el grupo transalpino especifica que "En la reunión del 4 de septiembre, Vivendi tiene la intención de votar en contra de la propuesta de fusión de Mediaset con Media for Europe NV (MFE), habiendo evaluado los derechos que serían reconocidos, o denegada, a los accionistas minoritarios, y en particular a Vivendi, por la propuesta de estatutos de MFE”.
Las palabras contundentes solicitadas por Mediaset han llegado pues, pero van en sentido contrario al que esperaba la alta dirección de la empresa italiana, poniendo poner en peligro la fusión entre Mediaset, Mediaset España y Mediaset Investment NV lo que debería dar lugar al nacimiento del holding MediaforEurope.
No tanto por la decisión anunciada de votar en contra de la fusión -Fininvest y la familia Doris juntas no tienen rivales- sino por el nodo relativo a los derechos de desistimiento. Vivendi posee directamente el 9,99% del capital social de Mediaset. Las otras acciones compradas anteriormente, equivalentes al 19,2% del capital, están en cambio en manos del fideicomiso Simon Fiduciaria (después de dos pronunciamientos separados del poder judicial) y los franceses no tienen "poder" sobre ellas. Pero el 9,9 por ciento ya mencionado todavía podría ser suficiente para crear muchos problemas para la futura reorganización debido a lo establecido en junio por los directorios de las tres empresas cercanas a la fusión sobre el derecho de retiro.
La operación es de hecho condicionado por algunas apuestasen primer lugar: las solicitudes de retirada que deberán presentar los accionistas no deberán superar los 180 millones de euros. En todo caso, los accionistas que no participen en la aprobación del acuerdo de fusión por la junta tendrán derecho al derecho de separación que prevé el pago de 2,770 euros (6,5444 euros para Mediaset España) por cada acción de la que sean titulares. Calculadora en mano, si en el contexto de la reunión del 4 de septiembre los franceses ejercieron el derecho de retiro sobre su parte, el importe total a pagar a Vivendi rondaría los 350 millones de euros, casi el doble de los 180 millones previstos en junio. Esta es la verdadera amenaza que plantea Vivendi. No obstante, debe tenerse en cuenta que, en caso de que se ejerza el derecho de desistimiento, la empresa dirigida por Bolloré se arriesga a sufrir una pérdida de capital de no poca importancia. Como él señala Starmag “el grupo francés tiene la totalidad de la participación a un valor de 3,70 euros por acción y hoy con la acción por debajo de los 3 euros”. La salida de Mediaset de la capital supondrá, por tanto, unas pérdidas de unos cientos de millones.
La batalla entre ambos accionistas pesa sobre la acción: en Piazza Affari, las acciones de Mediaset bajan un 1,4% hasta los 2,93 euros, mientras que en Madrid, Mediaset España viaja justo por encima de la paridad a 6 euros la acción.
Pese al encontronazo con Vivendi, Mediaset debería decir adiós a los programas de televisión normales y para adultos que son muy aburridos.