Basta ya del odio como instrumento de lucha política, "enemigo insidioso de la convivencia" y fenómeno "en preocupante crecimiento" que amenaza con envenenar a la sociedad italiana. Es un llamamiento muy fuerte el que el Jefe de Estado, Sergio Mattarella, ha querido dirigir a las fuerzas políticas en el tradicional mensaje de fin de año a los italianos, en el que ha tocado con sobriedad todos los temas de actualidad.
“El problema número uno del país sigue siendo el trabajo”, dijo el Presidente en referencia sobre todo al malestar de los jóvenes y del Sur.
En la actualidad más estrictamente política, Mattarella ha recordado que para ir a votar se necesitan "reglas claras y adecuadas que hoy no existen" y que, por tanto, para llegar a unas elecciones generales anticipadas se necesita una nueva ley electoral que homogeneiza los sistemas electorales por Cámara y Senado. Por eso, tras el referéndum se formó un nuevo gobierno, sin el cual habría habido riesgos de ingobernabilidad
El discurso del presidente de la República obtuvo de inmediato el aprecio del primer ministro Paolo Gentiloni y del secretario del Pd, Matteo Renzi, mientras que las críticas llegaron del secretario de la Lega, Matteo Salvini, y del líder del M5S, Beppe Grillo.