Se trata de la mayor matanza de inmigrantes que se haya producido jamás en el Mediterráneo. Una embarcación que transportaba a más de 900 personas desesperadas que partía de Egipto naufragó ayer a 60 millas de la costa libia y provocó la muerte de más de 700 pasajeros: solo 28 se salvaron y hasta el momento se han recuperado 24 cadáveres.
La tragedia ocurrió porque la embarcación, ya insegura y en mal estado por la enorme carga de migrantes que embarcaban traficantes sin escrúpulos, perdió el equilibrio debido a las prisas por rescatar a la mayoría de los migrantes que habían visto acercarse un barco para auxiliarlos.
La reacción del primer ministro Matteo Renzi fue muy dura, quien, informado del incidente, interrumpió de inmediato la campaña electoral y se dirigió al Palacio Chigi, donde se reunió de inmediato con el Consejo de Ministros. "Esto es una esclavitud que debe acabar", ha dicho el primer ministro que pedirá a la Unión Europea una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros para tratar la tragedia de los migrantes quitándolos de manos de traficantes sin escrúpulos, de los que han sido detenidos 950 hasta ahora en Italia.
El Jefe de Estado, Sergio Mattarella, y el Papa Francisco también hicieron un fuerte llamamiento a Europa para que hiciera su parte.
La oposición, en cambio, aprovechó para atacar al Gobierno invocando el bloqueo naval en el Mediterráneo con Salvini della Lega. Le siguieron Meloni, Brunetta y Grillo. El líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, dijo en cambio que en este momento necesitamos unidad, no controversia. “Me parece indescriptible -comentó Renzi a la Liga- esa especulación sobre los muertos”.