Después de días y días de bombardeos, los rusos anuncian que han conquistado Mariupol, la maltrecha ciudad del este de Ucrania. Los ucranianos y los estadounidenses niegan que esto sea cierto, pero hay una última sorpresa: Vladimir Putin, en un espectacular encuentro con su ministro de Defensa, órdenes de suspender el ataque final a la histórica planta siderúrgica de Azovstal, donde están atrincherados 2 soldados ucranianos del batallón Azov, pero también muchos civiles que corren el riesgo de morir de hambre.
¿Por qué Putin abandonó el ataque final a la planta siderúrgica?
El movimiento de Putin fue una sorpresa, pero ciertamente no un acto de generosidad. Todo un cálculo. Sirve – dijo el zar – “para preservar la vida de nuestros soldados y nuestros oficiales“pero el área de la siderúrgica –añadió– debe ser aislada”para que no vuele una mosca” y que nadie puede entrar ni salir. ¿Quién salvará a los soldados y civiles atrincherados en los refugios subterráneos de la planta siderúrgica?
Rumores no confirmados dicen que en los refugios de la planta siderúrgica también hay asesores militares estadounidenses a los que Putin no tiene intención de matar (si acaso, de hacer prisioneros) para no desencadenar un enfrentamiento épico con Estados Unidos, que, a su vez, ha decidido intensificar el suministro de armas, incluidas las pesadas, a los ucranianos.
Después de Mariupol, ¿más masacres o finalmente las conversaciones de paz?
¿Que pasará ahora? Nadie lo sabe, aunque hay quienes esperan que la conquista de facto de Mariupol podría inducir a los rusos a sentarse a la mesa de negociaciones con Ucrania, pero no hay elementos que lo confirmen y la decisión americana de reforzar el equipamiento militar de Ucrania con 800 millones de dólares en armamento pesado (sobre todo cañones y drones) parece implicar en cambio que Putin no quiere negociar y que por tanto ahora el momento sigue siendo el de la guerra.
Sobre todo porque los ucranianos afirman que, en algunas ciudades, los soldados rusos continúan disparando contra civiles y voluntarios ucranianos. “En las morgues -dicen los ucranianos- hay mil cuerpos de civiles” y el presidente Zelensky afirma: “Hemos demostrado que el estado y las instituciones ucranianas son lo suficientemente eficaces para resistir la prueba de la guerra. Estamos haciendo tanto para proteger la libertad en Europa como otros nunca lo han hecho".
Nadie sabe cómo terminará, pero la invasión rusa de Ucrania y la guerra que siguió siguen siendo una de las páginas más terribles del nuevo siglo, que sigue acumulando cisnes negros, desde el ataque terrorista a las Torres Gemelas hasta la crisis económica. y financieros desencadenados por la quiebra de Lehman Brother hasta la pandemia y ahora la guerra Rusia-Ucrania.