La Italia de excelencia recibe dos destacados reconocimientos de la Unión Europea: primero con Mario Draghi, luego con Enrico Letta. En uno de los momentos más difíciles de las relaciones entre el Ue y'Italia di Giorgia Meloni, dos ex primeros ministros italianos, muy apreciados en Bruselas por su competencia y su alto nivel de europeísmo, están llamados, uno tras otro, a echar una mano a la Unión Europea en el diseño de su futuro en dos ámbitos cruciales como la competitividad y el sistema único mercado. Draghi era buscado directamente por el presidente Ursula von der Leyen escribir un informe sobre competitividad en Europa y sobre las políticas necesarias para fortalecerla. Seguramente el suyo no será un informe notarial pero, por el contrario, el ex primer ministro y ex presidente del BCE volará alto. Sobre todo porque su trabajo no se entrelazará en lo más mínimo con la campaña electoral europea para las elecciones de primavera, sino que se presentará más tarde para evitar la explotación. “Competir significa innovar y apostar por la eficiencia y la competencia” afirmó recientemente SuperMario, plenamente convencido de que ante los gigantescos retos a los que se enfrenta Europa, ningún país puede hacerlo solo y que, por tanto, es necesaria una mayor integración.
También es interesante la tarea confiada a Enrico Letta por la próxima presidencia belga de la Unión Europea, que pide un informe para relanzar la mercado único y que el ex primer ministro deberá presentar en el próximo Consejo Europeo de marzo. “Trabajaré con el máximo compromiso en continuidad con las ideas de Jacques Delors“Dijo Letto. Para Italia, se trata de dos excelentes noticias y confirman que Bruselas no tiene prejuicios hacia nuestro país y que, en todo caso, son los fracasos del actual gobierno -de Matteo Salvini ante todo, pero también de Giorgia Meloni- los que irritan a la Comisión Europea con las reticencias a firmar (lo que no significa adoptar) el MEDE, con la desconfianza hacia la propuesta de Bruselas de un nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con los retrasos en la implementación del Pnrr y con los engañosos ataques al gobierno italiano eurocomisario Paolo Gentiloni. Es un poco como si la UE dijera: apreciamos a Italia, pero a esa Italia que tiene un alto índice de europeísmo y que tiene una visión opuesta a la de Salvini y en parte a la de la propia Meloni. La señal de Bruselas es clara y oficialmente el centroderecha la toma nota, pero con frialdad. En realidad, tanto Meloni como Salvini están molestos y entienden muy bien que no es con sus ideas y con sus extrañas alianzas (de Le Pen a Orban) con las que Italia puede aspirar a contar en Europa. Por suerte, están Draghi y Letta para mantener en alto nuestra bandera pero, sobre todo, para pensar como verdaderos europeos contra el exceso de populismo y provincianismo miope que circula en nuestro país. Esta es la Italia que nos gusta, no la soberanista.