Como en la reunión de Rimini, también ayer en el taller de Ambrosetti que finalizó después de tres días en Cernobbio, el director general de Fiat, Sergio Marchionne, fue el protagonista absoluto y su intervención estuvo acompañada de un caluroso aplauso final.
Marchionne habló sobre Fiat y el sistema italiano. Sobre el primer punto, a quienes le preguntaron si Fiat acompañaría el proceso de fusión con Chrysler con una ampliación de capital, respondió con cautela, limitándose a decir que "el consejo de administración decidirá a finales de octubre". En realidad, más que un aumento de capital, Fiat está pensando en fortalecer su estructura financiera con la emisión de un bono o quizás un bono convertible.
A nivel general, Marchionne volvió a argumentar que Italia, si no quiere emprender el camino del declive irreversible, debe cambiar rápidamente. Luego al gobierno de Renzi, a quien no dejó de apreciar por su dinamismo y determinación, le propuso concentrarse en las tres reformas consideradas principales y concentrarse en aquellas para no derrochar energías.
Pero Marchionne fue entonces mordaz con Luca Montezemolo, confirmando efectivamente los rumores de un divorcio inminente. Primero dijo que "nadie es indispensable" y luego se preguntó por qué, a pesar de tener a los mejores pilotos, Ferrari no gana en F1 desde 2008. La decepción de hoy en Monza echa más leña al fuego.
