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Las maniobras no son suficientes para los mercados: se necesitan señales sobre la deuda y la competitividad

Publicamos el texto del discurso en la sala Montecitorio de Ernesto Auci, diputado de Elección Cívica y presidente de FIRSTonline, sobre la maniobra en trámite de aprobación. Desacreditar algunos clichés: en primer lugar sobre los vales. Y relanza la necesidad de reiniciar las privatizaciones para reducir la presión de la deuda sobre las finanzas públicas cuando el BCE vaya a reducir el Qe.

Las maniobras no son suficientes para los mercados: se necesitan señales sobre la deuda y la competitividad

Quisiera mencionar que el maniobra que estamos debatiendo surge de una invitación apremiante de la Comisión Europea para corregir nuestros saldos presupuestarios para el año en curso. La Comisión parecía preocupada no tanto y no sólo por la brecha del 0,2 % en el déficit, sino por la falta de objetivos claramente perceptibles para reducir la enorme deuda pública, una deuda que corre el riesgo de exponernos a una evaluación negativa por parte de los mercados en el momento en el que el BCE iba a ralentizar o eliminar las compras de bonos del Estado actualmente en curso con el programa QE.

Así que los llamados burócratas de Bruselas se han mostrado mucho más previsores y previsores que muchos políticos de nuestra casa que continuamente les acusan de cierta “tontería” burocrática. El sentido político, y no meramente contable, de esta petición era por tanto el de tener señales claras de nuestra parte sobre el camino que queremos recorrer para superar la semi-estancamiento en el que seguimos saliendo adelante. Por un lado, se trataba de diseñar una trayectoria gradual pero creíble para la reducción de la deuda pública, al mismo tiempo que apoya la competitividad y por tanto el potencial de crecimiento de nuestro sistema económico.

en cambio tenemos uno maniobra, amplio pero con contornos no bien definidos, que probablemente debería ser capaz de alcanzar los objetivos contables, pero que parece en general "inadecuado" para enviar un mensaje claro, no solo a los mercados, sino a nuestros propios ciudadanos, sobre dónde queremos ir y cómo llegar allí.

Como bien sabes, la deuda pública se calcula no solo en términos absolutos, sino también en relación con el PIB. Por tanto, por un lado necesitamos medidas encaminadas a reducir la deuda como la contención del gasto público y las privatizaciones, y por otro medidas capaces de aumentar la competitividad de nuestra economía como por ejemplo liberalizaciones, apoyo a las inversiones públicas y privadas y la reducción de cargas y trabas burocráticas. (Para tratar de aumentar el PIB y ese es el denominador).

Pero en los 67 artículos del decreto, los recortes en el gasto público son completamente marginales, mientras que falta por completo un impulso serio a la privatización. Ahora se está estableciendo una teoría, respaldada también por exponentes autorizados del Partido Demócrata, según la cual no se debe privatizar porque el rendimiento de las acciones públicas en términos de dividendos recaudados sería superior al costo de la deuda del Estado. Es posible que esto sea cierto en un momento de tipos de interés especialmente bajos como el actual, pero si el volumen de deuda es demasiado elevado, en todo caso peligra su sostenibilidad en el tiempo, por lo que una política de aligeramiento de cartera gradual y prudente es sin embargo muy recomendable, y en muchos casos, como en el nuestro, imprescindible.

En cuanto a la estímulo al crecimiento las medidas propuestas parecen estar dictadas más por eventualidades puntuales que por una visión orgánica y coherente. En ninguna parte se favorece la competencia, y de hecho en un nuevo bloque de plataforma Flixbusva en sentido contrario. Las medidas para prorrogar el pago fraccionado están destinadas a perjudicar la liquidez de las empresas en un periodo en el que el crédito sigue siendo difícil. Las inversiones públicas siguen cayendo por la dificultad de aplicar el nuevo código de contratación, mientras que las privadas se recuperan tras la entrada en funcionamiento de las normas previstas en el paquete Industria 4.0. La falta de infraestructuras públicas eficientes lastra la competitividad de sectores industriales que también se están posicionando bien en los mercados internacionales y que, por tanto, constituyen una de nuestras fortalezas que, por otro lado, debe ser apoyada en todos los sentidos.

En este sentido, observo que nuestro Balanza comercial registra fuerte superávit y que esto demuestra cuán infundados son los argumentos de quienes sostienen que sería mejor para nosotros salir del Euro para poder exportar aún más gracias a la devaluación de la "nueva lira". Por otra parte, podría darse la paradoja de que, en igualdad de condiciones, el fuerte superávit de nuestras cuentas externas empujara a nuestra nueva moneda hacia una "revalorización" y no hacia una devaluación. Esta última, por tanto, estaría determinada por la crisis de confianza y por la huida de Italia que seguiría a nuestra salida unilateral del euro. Todos los ahorradores, incluso los más pequeños, corrían al banco a retirar sus depósitos para esconder los preciados billetes de euro debajo del colchón. Así se protegerían de la devaluación y la inflación. El aumento de la incertidumbre provocaría una drástica contracción del consumo. La consecuencia sería el colapso de los bancos y de muchas empresas. En resumen, entraríamos en una crisis histórica provocada por elecciones políticas aventureras y técnicamente incorrectas.

Finalmente, en cuanto a la norma que pretende reintroducir una forma de vales para familias y pequeñas empresas pruebaen primer lugar, cuán equivocada fue la decisión anterior de evitar el referéndum derogando la legislación entonces vigente. Allá CGIL está librando toda una batalla política basada en datos erróneos que van en contra de los intereses de los trabajadores ocasionales. Pero la re-proposición de una regla similar en este contexto no parece ser una idea muy brillante. En resumen, dos errores no hacen una cosa correcta. Más bien hubiera sido mejor restablecer la anterior legislación sobre responsabilidad civil en los contratos. Hoy en día, la responsabilidad directa recae principalmente en el propio cliente por problemas con empresas subcontratistas para los que el contratista principal no puede tener toda la información necesaria para una evaluación precisa de la situación de la empresa. Este exceso de responsabilidad y el riesgo de litigios está obstaculizando la actividad empresarial y provocando un nuevo freno a las inversiones.

Concluyo recordando la imperiosa necesidad de nuestro país de enviar señales inequívocas a los mercados sobre nuestra voluntad de iniciar una reducción gradual de la deuda públicamientras apoyamos a los nuestros competitividad, para que podamos alcanzar rápidamente tasas de crecimiento similares a las de otros países europeos. No tenemos tiempo que perder. La política monetaria ultraflexible del BCE no durará mucho. Hay que recordar que en los años 80, antes del nacimiento del Euro, el peso de los intereses que teníamos que pagar sobre el PIB alcanzaba el 12%. Ahora estamos alrededor del 4-5%. Una cifra siempre enorme, que limita nuestras posibilidades de destinar recursos públicos a inversiones y políticas de reinserción de personas sin trabajo, aunque lo busquen activamente. Nuevamente corremos el riesgo de tener que conformarnos con ajustes marginales, postergando para otra ocasión la definición de políticas más creíbles y efectivas. Pero no es prudente confiar siempre en el Stellone italiano.

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