Tras el Brexit, ahora es Italia la que se preocupa por el futuro de Europa. Al menos según las palabras del presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, que se reunieron ayer para una reunión bilateral en París y tuvieron por primera vez la oportunidad de comentar públicamente las elecciones italianas del pasado 4 de marzo: “El trabajo que tenemos por delante es importante en un contexto europeo profundamente conmocionado por el Brexit y por las elecciones italianas, que han visto crecer los extremos y que nos han permitido tocar las consecuencias de una larga crisis económica y los retos migratorios a los que no hemos sabido responder”. Estas son las palabras de Macron durante la rueda de prensa conjunta con Merkel.
Los dos mandatarios, que al reunirse por primera vez tras la larga espera por el nombramiento oficial del gobierno alemán hicieron que el eje París-Berlín volviera a estar "totalmente operativo", también comentaron la historia del espionaje que involucra a Londres, reiterando la plena solidaridad con Gran Bretaña en el caso Skipral. “Condenamos la injerencia rusa – dijo Macron -. Todo indica que Rusia llevó a cabo este intento de asesinato en suelo británico. Hay muchos que piensan que Rusia es responsable y que es bueno que el gobierno británico haya planteado este tema a escala internacional. Es una situación extremadamente difícil, estudiaremos juntos la reacción más adecuada”.
En concreto, el objetivo de este primer encuentro de ayer era reafirmar el compromiso de poner en marcha el motor de Europa, para trabajar en la hoja de ruta largamente prometida y que debería estar lista en junio. Una hoja de ruta muy precisa, "clara y ambiciosa": "Es nuestra tarea para junio: sobre la eurozona, sobre inmigrantes, política de defensa, comercio, investigación, educación, propondremos una hoja de ruta clara y ambiciosa marcha por la refundación (de la UE) para junio”, dijo el presidente francés. “Es fundamental construir esta nueva ambición para Europa”, insistió. Entre las prioridades señaladas por el Elíseo está obviamente el frente de la inmigración que, como se vio con la votación en Italia e incluso antes con el éxito de la AfD en Alemania, se ha convertido en el verdadero combustible del populismo y de las fuerzas antieuropeas.
París y Berlín quieren comprometerse a finalizar la reforma de los acuerdos de Dublín, es decir, las normas actuales para los solicitantes de asilo, y volver a proponer un mecanismo de solidaridad para la distribución de refugiados. “Alemania y Francia deben liderar dando ejemplo – dijo en cambio la canciller Merkel -. Queremos llegar a un acuerdo en temas que incluyen la estabilización permanente y sostenible del euro, garantías de competitividad y un plan conjunto sobre asilo”. Y anunció una reunión entre Francia y Alemania para preparar decisiones importantes sobre política migratoria antes de la cumbre europea de junio. “Estamos descubriendo que si hay diferentes regulaciones en diferentes estados miembros, esto no es para nuestro beneficio mutuo”, dijo el canciller. "Seremos imbatibles como europeos si no nos dejamos dividir en nuestras relaciones geopolíticas", dijo, subrayando la necesidad de proteger las fronteras exteriores y tener una estrategia común para África.