El escándalo en Roma, que ha culminado por ahora con la detención por corrupción de la mano derecha del alcalde grillino Virginia Raggi, está desatando el Movimiento 5 Estrellas, tanto en la base como en la cúpula. Beppe Grillo, el gran jefe de M5S, está furioso con Raggi: "Todo es culpa tuya, te dije que terminaría así", tronó. Es demasiado tibia la disculpa de Raggi, sobre la que corren rumores, descontrolados, según los cuales en cualquier momento podría llegar un aviso de garantía que supondría su fin.
La Red está sublevada, el ala dura de los pentastellati está en pie de guerra y la mayoría de los concejales romanos del Movimiento ya han dado la espalda al alcalde. Grillo reflexiona sobre qué hacer y no descarta quitar el símbolo o suspender a Raggi. Pero también está acusado el aspirante a primer ministro, Luigi Di Maio, el vicepresidente de la Cámara que siempre ha encubierto las decisiones aventureras de Raggi.
Hay quienes piensan en acudir inmediatamente a las elecciones capitolinas pero sería la admisión definitiva de un sensacional fracaso político que atañe no sólo a Roma sino al futuro nacional del Movimiento 5 Estrellas que nunca había vivido días tan terribles y que teme que la los dolores del infierno de la política aún no han terminado.