Otra fisura sensacional tiene lugar en Confindustria. Como lo había hecho en el pasado la FCA de Sergio Marchionne, Luxottica de Leonardo Del Vecchio también se fue de Confindustria, la organización de industriales privados que parece cada vez más en declive, incapaz de afectar las principales opciones económicas e industriales del país.
Del Vecchio, que desde hacía tiempo no ocultaba su escepticismo sobre Confindustria, ha decidido que su empresa, convertida en un gigante mundial de las gafas gracias a su matrimonio con la francesa Essilor, no renovará más su pertenencia a las organizaciones territoriales de Confindustria. Por lo tanto, Luxottica permanecerá afiliada únicamente a la federación comercial de industriales.
A diferencia de Marchionne, Del Vecchio deja Confindustria sin polémica pero su despedida también está destinada a dejar huella en la organización empresarial. Sobre todo porque tiene lugar en vísperas de la reunión anual de Confindustria, que recoge un nuevo revés, político y de imagen incluso más que asociativo. Pero el problema está sobre la mesa desde hace años: o bien Confindustria consigue cambiar completamente de piel y alcanzar la excelencia del Made in Italy, cada vez más proyectado en los mercados internacionales y cada vez menos interesado en las trifulcas políticas y la lógica burocrática de la torre bloque 'Eur, o su destino está sellado y la crisis corre el riesgo de ser irreversible, condenando a la organización de empresarios a una irrelevancia cada vez mayor en la vida económica y social del país.
