A pesar de las lentes oscurecidas, es bastante fácil entender en qué dirección está mirando Andrea Guerra, CEO de Luxottica. Él mismo lo reconoce, en una entrevista que acaba de publicar el Wall Street Journal: “Nuestros mercados más importantes son Brasil, Turquía, India y China, en ese orden”.
Los países emergentes son, por tanto, las auténticas mecas del mercado del lujo y la moda, especialmente en lo que se refiere a las gafas de sol. La empresa italiana es el gigante mundial del sector: posee Ray-Ban, una marca legendaria, y produce para Burberry, Chanel y Armani. Solo el año pasado, las ventas ascendieron a 7 mil millones de euros. Y no hay señales de detenerse, considerando el +7 por ciento de los bancos en el segundo trimestre de este año.
Precisamente por estos resultados positivos, Andrea Guerra, al frente de Luxottica desde 2004, mira hacia adelante y pone su mirada en nuevos mercados. De América del Sur a Ankara, vía Nueva Delhi. Y, solo en cuarto lugar, Pekín: "China ciertamente está creciendo -especifica el CEO- pero todavía es pequeña para nosotros".
Luxottica sigue siendo, por tanto, un baluarte del Made in Italy, cuyas marcas a menudo acaban en manos extranjeras, siendo el último caso de Berloni. Nada impactante para Guerra, quien admite: “las empresas del otro lado de la frontera están en condiciones muy diferentes a las nuestras: hace tiempo que pasaron la fase de primera generación y son mucho más abiertas, mejor organizadas y más fuertes”.
