Clemente Russo y Roberto Cammarelle están en la final, respectivamente, en peso pesado y superpesado. Amarrada al cuello la medalla de plata, entre hoy y mañana pretenden transformarla en oro. Stefano Mangiacapre en cambio se detuvo en el bronce perdiendo la semifinal. Los tiempos del largo ayuno del boxeo italiano que en dos Juegos Olímpicos consecutivos -Atlanta, Sydney, y en Atenas sólo el bronce del propio Cammarelle- no había recogido ni una medalla son ahora un mal recuerdo lejano. Londres 2012 no logrará la hazaña lograda en dos Juegos Olímpicos, en Amsterdam en 1928 y en Roma en 1960, cuando los azzurri conquistaron tres oros (Carlo Orlandi, Pietro Toscani y Vittorio Tamagnini en los Juegos holandeses; en los romanos Nino Benvenuti, Francesco Musso y Franco De Piccoli), pero las actuaciones de nuestros boxeadores, encabezados por Francesco Damiani, están devolviendo el boxeo azul al centro de la atención olímpica. Dos oros supondrían igualar el resultado alcanzado en la expedición japonesa cuando Fernando Atzori en peso mosca y Fernando Pinto en semipesado ganaron el título en Tokio, sucediendo en el podio más alto a Cassius Clay que cuatro años antes había encantado a Roma y al mundo entero bailando en la anillo
Como sea que vayan las finales, Russo y Cammarelle son dos personajes que por derecho entrarán en la gran y variada historia de los Juegos. El campaniano de Marcianise es el único performer en el cuadrilátero del ExCel Arena de Londres que combina el boxeo con el cine, un actor consumido en Tatanka, la película dirigida en 2011 por Giuseppe Gagliardi, basada en un cuento de Roberto Saviano, "Tatanka desatada". . Pero Russo no juega con guantes de boxeo. Y lo que vale "Tatanka" entre las cuerdas de una escuadra, entendió ayer a su costa el azerí Taymur Mammadov que, tras dominarlo hasta el punto de hacerle doblar las rodillas con un directo al hígado, sufrió la vehemente reacción en el tercer asalto de nuestro boxeador, capaz de volcar a su favor una situación que parecía desesperada estando abajo por 3 puntos dos tercios del partido. Los azeríes intentaron volver a la normalidad presentando una demanda contra el veredicto 15-13 para el italiano, pero fueron rechazados. “Ahora voy a buscar oro, no es suficiente para mí repetir la plata de Beijing. Y con el oro, quién sabe, no llegará otro contrato con el cine”, gritó Russo en la euforia de la esquina azul nada más terminar el encuentro. Ahora esperándolo a las 23.15 hora italiana de esta noche, el ucraniano Usik Oleksandr, ciertamente un cliente incómodo, pero después de lo que mostró Tatanka contra Mammadov, cualquier cosa puede pasar. Aunque se equivoquen los apostadores que dan al ucraniano el favorito, aunque no por mucho, al título en una categoría, la de los pesos pesados de hasta 91 kg, que en el pasado ha visto en lo más alto de los torneos olímpicos a los gigantes del anillo como Joe Frazier (Tokio 1964), George Foreman (Ciudad de México 1968) y Teófilo Stevenson (tres medallas de oro consecutivas en Mónaco 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980).
Cammarelle es menos personaje que Russo pero en los Juegos Olímpicos, en la categoría de los superpesados, desde Atenas hasta hoy ha ido escribiendo una historia que podría llevarlo al Olimpo de los boxeadores de todos los tiempos: bronce en Atenas, oro en Beijing, en Londres está a un paso de un bis histórico que lo acercaría incluso a Stevenson, el campeón cubano desaparecido, como Frazier, hace unos días. Cammarelle volvió a ser más fuerte no sólo que su oponente, el azerí Medzhidov, sino también la hostilidad de los jueces que parecían querer favorecer a su oponente, quizás para complacer a la poderosa federación azerí que ya había perdido a uno de sus representantes derrotado por otro italiano, Russo. Pero el gigante de Cinisello Balsamo también ha destrozado los planos subterráneos de la geopolítica quien en disciplinas como el boxeo -pero no sólo- siempre ha tratado de interferir en los veredictos. Cammarelle se enfrentará el domingo por la tarde al británico Antony Joshua, que venció en semifinales al kazajo Ivan Dychko y que tendrá a toda la afición local de su lado en el jaleo de ExCel. Como diciendo, y él también lo sabe, que Cammarelle tendrá que boxear 10 cum laude para convertir en oro la plata que lleva alrededor del cuello.
El tercer italiano que llegaba a semifinales se tuvo que conformar con el bronce: Vincenzo Mangiacapre fue derrotado por el cubano Roniel Iglesias Sotolongo, gran favorito del torneo por el título superligero. Pero el boxeador de Marcianise no se anda con rodeos, feliz de haber mostrado su audacia boxística ante uno de los rivales más fuertes y autoritarios, sin levantar nunca la guardia, con el objetivo de esquivar los golpes y remontar. El propio Damiani, que estaba furioso con Valentino por la derrota en cuartos de final de la otra noche, no está nada descontento con la actuación de Mangiacapre: “Solo le falta un poco de experiencia. El que Russo y Cammerelle ciertamente tienen en abundancia. Pero el futuro es suyo".