Aparte de la recuperación: según la predicción autorizada de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres (elaborada por el profesor italiano Roberto Orsi…), Italia tiene un máximo de diez años de vida.
Y para probar la funesta predicción, simplemente hay números. ¿Empezamos con las 10 empresas que quebraron en los primeros 9 meses del año? O el 12,5% de paro, o la deuda pública ya por encima del umbral del 130% y creciendo (sí...) para 2014, o los 80 millones de euros que tenemos que pagar cada año sólo de intereses, pasando del 3% de la déficit que sigue siendo un objetivo alcanzado y mantenido en el espacio de unos meses para luego ser superado, acabando con una carga fiscal del 60-70%, ahora demasiado insostenible y contra el que las necesidades del Estado siguen creciendo en paralelo a los costes de la política ?
Hablemos de nuevo: 8% menos PIB en los últimos 5 años (5% solo en los dos últimos según algunas estadísticas de economistas de la Unión Europea), un sector manufacturero reducido un 15% nuevamente desde el inicio de la crisis (sector manufacturero que estaba en excelente forma y justo detrás de la más grande de Europa, la alemana… ¿coincidencia?), destrozada por la desleal competencia asiática, beneficiándose también de la subestimación del problema. Y ante esto, los demás deberíamos alegrarnos de un (posible) crecimiento del 0,3% o del 0,1% de España que se da por fuera de la crisis mientras una cuarta parte de su población está en la calle, como también Grecia que "presume "un excedente que nunca se utilizará para ayudar al 50% de sus jóvenes desempleados porque fue inmediatamente embargado por los acreedores (entre otras cosas, el excedente en cuestión no es más que el resultado de los impuestos y no de la producción industrial).
¿Cuánto tiempo le quedaría entonces de vida al paciente? Con optimismo, el pronóstico de la London School of Economics habla de no más de 10 años, mientras los tratamientos de quimioterapia (imposición total) y radioterapia (protección de privilegios e inercia para detener el despilfarro) están empeorando la calidad de vida del paciente además de dramáticamente acortando su duración. ¿Catastrofismo o sano realismo? La respuesta en no más de diez años.
