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Lombardía: sanidad, qué derrota. Bueno solo medicos y enfermeras

Desde las zonas rojas desaparecidas de Alzano y Nembro, Brescia y Bérgamo hasta el escándalo del Pio Albergo Trivulzio hasta el nuevo hospital de Portello construido fuera de tiempo: todos los indicadores de Cronavirus fallan Lombardía, superada por Véneto

Lombardía: sanidad, qué derrota. Bueno solo medicos y enfermeras

Serán los análisis de escritorio, basados ​​en las cifras, los que nos protegerán del virus, dicen muchos. Pero a la fecha -en base a los datos publicados el 12 de abril- se puede decir que Lombardía ha perdido todas sus batallas, incluida la del despilfarro. Sólo dos semanas para construir uno hospital en Portello, 206 camas, merecen un aplauso: lástima que se hayan vuelto utilizables justo cuando las solicitudes de cuidados intensivos están disminuyendo claramente, y lástima que no puedan recibir más de 3-5 pacientes, faltan médicos y sobre todo técnicos de enfermería capaz de utilizar máquinas de respiración asistida. Por no hablar de la masacre del Pio Albergo Trivulzio y de las desaparecidas zonas rojas de Alzano, Nembro, Bérgamo y Brescia, donde el rebote de responsabilidades entre la Región de Lombardía y el gobierno central es cuanto menos asqueroso.

Pero son las estadísticas las que sancionan el hundimiento de la sanidad lombarda: obviamente no el de médicos y enfermeras, que son las primeras víctimas de la falta de protección adecuada, sino el de directivos y políticos.

En Lombardía el infectado se calculan en 57.592 personas, entre los que se encuentran en 10.511 muertos. Las muertes representan 18,3% de los infectados, casi uno de cada 5 pacientes fallece.

La misma comparación ve en Veneto el número de fallecidos equivale al 6% de los infectados (alrededor de una muerte de 16). En Lazio el cálculo lleva al 5,8%, uno de cada 17 fallecidos. Por toda Italia – 19.468 muertos de 152.271 infectados – la cifra es 12,8%, cerca de un muerto cada 8. Pero en elItalia excluyendo Lombardía, las figuras se convierten 9,5%, menos de un muerto por cada diez contagiados.

No hay otras comparaciones. En Austria – 8,86 millones de habitantes y 140 hisopados realizados – hubo 337 muertos de 13.776 hisopados positivos, el 2,4%, un muerto cada 42. En países donde hay pocos contagios confirmados, el tratamiento es evidentemente más oportuno: en Noruega la mortalidad fue del 1,8% de los infectados, en Finlandia en un 1,6%, en Nueva Zelanda 0,22%.

Pero la comparativa Lombardía-resto de Italia es despiadada y no puede verse influida por el mayor o menor número de hisopados realizados, ni por la mayor o menor extensión de la infección (recordemos que se estableció zona roja en Véneto en las mismas horas en que en Lombardía el caso Codogno). Si las cifras se procesan de la misma manera en Italia -por lo tanto, sin incluir entre los muertos a los presuntos de Covid19 y sin excluir de los muertos a los afectados por el virus pero fallecidos por otras patologías- los datos culpan a Lombardía. Su reconocido sistema de salud se ha puesto fuera de servicio -las razones ya son ampliamente debatidas- hasta que ya no es capaz de atender a los enfermos. Ni siquiera lo consigue ahora, con curvas de contagio descendentes: los enfermos se quedan en casa y sin tampón hasta que se mueren, los ancianos en hospicios quedan sin posibilidad de tratamiento o visitas compasivas. Un poco como en Nueva York, donde, sin embargo, el mecanismo es el que desaprobamos con razón, que no brinda tratamiento a los pobres y sin asistencia de seguro.

El resultado es que millones de personas siguen confinadas, sin seguir ejemplos de eficacia rápida (como en Corea del Sur) ni ejemplos laxos (como en Suecia), pero obteniendo a cambio una altísima mortalidad, que a estas alturas, quizás, poco depende del claustro. Pero mucho depende de desorganización y falta de protección oportuna de las personas en riesgoprincipalmente médicos y enfermeras.

El "confino" ni siquiera es el peor, entre los peores resultados. Lombardía representa más del 10% del PIB italiano y esto se reflejará en la capacidad de producir, en las exportaciones, en el desempleo.

Hoy todavía estamos en emergencia, pero entonces habrá que señalar con el dedo acusador a las personas encargadas de la gestión regional y de la gestión de hospitales y hospitalizaciones individuales. No es un problema político -Zaia y Fontana son ambos de la Liga Norte- pero es un problema de competencia, habilidades operativas, visión estratégica. En Lombardía, evidentemente, faltan.

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