Wembley podría albergar una final alemana, la primera de la historia. La primera vuelta del choque entre alemanes y españoles, a la espera de la vuelta en una semana, acabó con un estruendoso 8 a 1 para los germanos, que ponían en serio riesgo el paso de octavos.
Después del Barcelona, el Real Madrid también capituló bajo el peso de 4 goles, estrellándose contra la casa del Borussia Dortmund. Para Mourinho, la posibilidad de parar, una vez más, en semifinales, a un paso de la meta, es cada vez más concreta. Comparado con el Barcelona, sin embargo, al menos el Real luchó y marcó un gol, con el siempre presente Cristiano Ronaldo, que mantiene encendida una tenue llama de esperanza.
La estrella de la velada fue Robert Lewandoski, autor de los cuatro goles con los que el Borussia doblegó a los blancos. El polaco de 24 años mostró un repertorio como bombero de pedigrí, capaz de marcar con frialdad y oportunidad, potencia y precisión: los rumores del mercado lo quieren muy cerca del Bayern, así como el elfo Mario Götze, que ya firmó con el bávaros.
Y precisamente en el eje entre ambos, con la colaboración de Reus, el Borussia construyó su primer gol a los 8 minutos. Los gialloneri impusieron un ritmo frenético al partido, arriesgando algo solo en momentos de declive fisiológico, como el final de la primera parte, cuando Ronaldo, aprovechando un despiste de Hummels, engañó a Mourinho al sellar el empate.
En la segunda parte fue monólogo del Borussia y, por cierto, de Lewandoski, que marcó tres goles entre el 51 y el 66, cerrando el partido en el 4-1 y dejando solo una rendija abierta para una improbable remuntada.