La Conferencia de Berlín sobre Libia terminó después de cuatro horas con el compromiso de las potencias extranjeras -Rusia, Turquía, Egipto y los Emiratos a la cabeza- un detener la interferencia y respetar la tregua. La declaración final también establece un grave embargo de armas, incluso por países que han ignorado tales iniciativas en el pasado. Finalmente, el acuerdo rastrea un camino político que, cuando las armas callarán definitivamente, debe conducir a nuevas elecciones para el establecimiento de un gobierno unificado. El problema es que los dos líderes libios, el presidente fayez sarraj y el general Khalifa Haftar – no firmaron el texto. De hecho, ni siquiera han puesto un pie en la misma habitación.
“Todos los estados están de acuerdo en que necesitamos una solución política y que no hay posibilidad de una solución militar”, dijo Angela Merkel, al final de la conferencia. “Hemos desarrollado un plan muy amplio, todos han colaborado muy constructivamente, todos coinciden en que queremos cumplir el embargo de armas con más controles que en el pasado”. En Berlín "no hemos resuelto todos los problemas” sobre Libia, pero “hemos creado el espíritu, la base para poder avanzar por el camino de la ONU”.
En el documento final no se menciona, pero en la capital alemana también se habló de lahipótesis del envío de una fuerza internacional de mantenimiento de la paz a Libia bajo la égida de las Naciones Unidas y que sobre todo implica a la Unión Europea. La idea cuenta con el apoyo de Al Serraj, el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, y el Primer Ministro británico, Boris Johnson. Alemania y Francia, por el contrario, son por ahora más cautelosos con las hipótesis militares.