Reactivar los canales comerciales y traer capital extranjero de vuelta al país. Este es uno de los grandes objetivos de Italia, que vuelve al G20, como ha subrayado en reiteradas ocasiones el primer ministro Enrico Letta, “ya no como una vigilancia especial” en el proceso de contagio de la crisis.
Un tema muy candente, según el Primer Ministro, es el del proteccionismo, definido como “el enemigo del trabajo y el desarrollo. Nuestra tarea es ampliar aún más el compromiso ya asumido en la lucha contra el proteccionismo”. Un tema también tratado en las dos primeras reuniones preliminares, con los presidentes de Corea del Sur y México, dos grandes potencias económicas y comerciales con las que Italia pretende entablar relaciones.
La apertura hacia el exterior, por tanto, como motor necesario para el crecimiento, no es un discurso nuevo, en cualquier caso, sino un punto en el que el gobierno de Letta trabaja desde hace meses, tanto que tiene proyecto, "Destinazione Italia", que deberá ser presentado a finales de mes, y que va precisamente en esa dirección, la de promover el comercio exterior y la entrada de capitales y empresas extranjeras al país tras cuatro líneas principales, a saber, justicia, fiscalidad, crédito y simplificaciones.
Entre los principales procedimientos, una necesaria simplificación normativa, con "la derogación de una serie de leyes confusas o inútiles". Pero el proceso pasa también por una importante reducción de los costes laborales y la agilización de los procedimientos que regulan la relación entre el Estado central y los entes locales. La atención del Gobierno se dirigirá entonces especialmente hacia un sector fundamental por su capacidad de atracción de inversiones internacionales, como es el inmobiliario.
