La exposición se inauguró desde 1 de marzo al 31 de mayo de 2015, partiendo del denso entramado de hechos y personajes que dieron lugar a un importante capítulo de la historia del anarquismo en el Ticino a finales del siglo XIX y principios del XX, se divide en nada menos que trece apartados: los símbolos de la anarquía, la Comuna de París , la ciudad y el campo, el trabajo y la miseria, la figura emblemática del vagabundo, la revuelta huelguística y la represión, la lucha contra el poder, la sátira y la denuncia, el sueño de una sociedad nueva, justa y armónica.
La exposición se enmarca en el tiempo entre los últimos treinta años del siglo XIX y los primeros veinte años del siglo XX, o más bien los extremos cronológicos de la rica historia del Tesino: desde la estancia de Bakunin en Locarno y Lugano (1872-76) hasta el establecimiento de la comunidad naturista de Monte Verità en los primeros años del siglo, sin olvidar la presencia continua en Ticino de grandes personalidades del anarquismo, como Elisée Reclus, Carlo Cafiero, Andrea Costa, Errico Malatesta, Pietro Gori, Luigi Fabbri, Eric Mühsam, Raphael Friedeberg, Max Nettlau…
Una serie de obras maestras del arte, entre el realismo y la vanguardia histórica, acompaña al espectador a través de los temas elegidos. Un centenar de obras -pinturas, esculturas y gráficos- de institutos y coleccionistas italianos, suizos y franceses, entre las que se encuentran el Retrato de Proudhon de Gustave Courbet del Musée d'Orsay de París, Le jardinier de Georges Seurat de la Kunsthaus de Zúrich, Louise Michel sur les barricades de Théophile Alexandre Steinlen del Musée du Petit Palais de Ginebra, los grandes estudios para Il quarto Stato de Giuseppe Pellizza da Volpedo, El orador de la huelga de Emilio Longoni, L'anarchiste de Félix Vallotton del Musée Cantonal des Beaux -Arts de Lausana, ¡Por 80 centavos! de Angelo Morbelli del Museo Borgogna de Vercelli, Le démolisseur de Paul Signac de una colección privada en París, La entrada de Cristo en Bruselas en Mardi Gras en 1889 de James Ensor, La revuelta de Luigi Russolo del Gemeentemuseum de Aya, el Venta de Angelo Morbelli de la Galería de Arte Moderno de Milán.
Las obras constituyen el trasfondo y evocan el intenso ambiente de una época sumamente inquieta y conflictiva, testimoniando el profundo interés del artista por la llamada –entonces– “cuestión social”. Todos ellos, en todas partes del mundo, se vieron afectados: realistas y simbolistas, neoimpresionistas y puntillistas, medievalistas/neogóticos y futuristas, y muchos de ellos profesaban la fe anarquista.
La exposición va acompañada de un material histórico muy rico: cartas, documentos, libros, fotografías, películas, verdadero alter ego de la parte artística; un estilo expositivo particular sugiere juegos de referencias cruzadas entre arte e historia, entre investigación formal y compromiso social.
La exposición programada en el Palazzo delle Paure de Lecco está enteramente dedicada al fascinante capítulo de la denuncia y la sátira, a través de una miríada de publicaciones. Entre finales del siglo XIX y principios del XX se conoció en toda Europa un grandioso florecimiento de periódicos y revistas, el medio de difusión por excelencia de las ideas anarquistas.
El dibujo de denuncia y sátira se convierte así en una formidable arma de lucha en manos de grandes ilustradores como Vallotton, Steinlen, Kupka, Grandjuan, Jossot, Scalarini, Galantara, de Camara, Masereel, Schrimpf, Man Ray, que publican sus dibujos en revistas que se han vuelto legendarias: Le Père Peinard, l'Assiette au beurre, La Feuille, La Scarpa nera, L'Asino, Mother Earth, Aktion, Die freie Strasse.
Un período convulso, de grandes disparidades e injusticias sociales, que desembocará en la Primera Guerra Mundial: la justicia, la iglesia, el ejército forman esa "tríada del mal" contra la que se lanza la mordaz sátira de extraordinarios artistas comprometidos.
