La maquinaria económica de Filipinas se reduce y se ralentiza. En el primer trimestre de 2011, la tasa de crecimiento fue del 4,9%: una cifra que nos puede parecer un sueño, pero que Manila ve como una derrota, teniendo en cuenta que en el mismo período del año pasado el país transitaba a un +8,4 % Medios locales atribuyen el resultado a las escasas inversiones destinadas por el Gobierno ya la contracción generalizada del comercio internacional.
Pese a todo, el ministro de Planificación Económica, Cayetano Paderanga, subrayó que la tasa se encuentra dentro del rango previsto por el Ejecutivo (que estaba entre el 4,8 y el 5,8%). Además, se dice que la economía está pasando por un punto de inflexión desde el punto de vista de la expansión agrícola e industrial. Según el ministro, el crecimiento de Filipinas es más que respetable, teniendo en cuenta que las crisis en Oriente Medio y el Norte de África han provocado un repunte de los precios del petróleo y una reducción del gasto público en casi todas partes. Por no hablar de los efectos del desastre en Japón.
El presidente Benigno Aquino III también se aferró a los mismos argumentos y dijo estar “confiado en la posibilidad de reiniciar la economía a toda velocidad. Nuestros números seguirán mejorando". Un entusiasmo que explica el optimismo de las previsiones: el objetivo del Gobierno es volver a un ritmo de crecimiento del PIB de entre el 7 y el 8% a finales de año. “Un reto difícil”, admitió el Presidente.
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