Ha llegado la era del smartworking en la que el lugar de trabajo ya no es la oficina, sino internet. Para trabajar, ya no es necesario moverse de un lugar a otro y pasar horas interminables detrás de un escritorio rodeado de colegas, sino que solo se necesita un teléfono inteligente o una tableta y una conexión rápida.
En italiano se define como trabajo ágil o trabajo móvil y ha cambiado radicalmente los hábitos de empleados y profesionales, ampliando también la jornada laboral.
Si en realidad el llamado smartworking tiene la cara positiva de “simplificar” la vida de los trabajadores, la otra cara de la moneda es que ya no existe un horario de trabajo claro y definido. Las ocho horas canónicas al día corren el riesgo de convertirse en un recuerdo lejano.
Estar conectado 24/24 también significa estar disponible en cualquier momento. Cerrar un caso, enviar un proyecto por correo electrónico, redactar documentos.
El efecto práctico de esta nueva frontera se describe en la investigación "Global Business Survey" realizada por Rebus y publicada en el Corriere della Sera.
Tomando como base de análisis empresas y clientes ubicados en 105 países de todo el mundo, la empresa proveedora de oficinas flexibles y espacios de coworking ha elaborado un identikit de “smartworkers”. El resultado puede no ser especialmente agradable para los trabajadores italianos. Según la investigación, el 21% de los encuestados italianos trabajan 15 horas más a la semana, poniendo en peligro lo que los británicos llaman "equilibrio entre la vida laboral y personal", es decir, el equilibrio entre el trabajo y la vida privada.
El tiempo libre se ha reducido significativamente, con solo un día libre, siendo el lunes el día más difícil, y el 53% de los entrevistados revisan con frecuencia y de buena gana los correos electrónicos y mensajes, incluso en el bar o restaurante. El 50% también lo hace mientras viaja en transporte público, mientras que el 35% también trabaja en las salas VIP de los aeropuertos.
