El "Calvario" de la ministra Calenda se hace más largo sin los cirineos capaces de darle un respiro y ayudarlo a llevar la cruz de acero italiano. Ya se ha quejado él mismo. Los silencios o medias palabras de las clases dominantes, empresarios y partidos políticos lo debilitaron después el viaje que el alcalde de Tarento y el gobernador de Puglia lo estiraron enúltima vuelta del maratón ILVA.
Los timbres fiscales y la jungla de llamamientos institucionales se han rendido en manos de "localismos" el destino de la acería más grande de Europa. Así, después del gas NO, han aparecido también el NO Tav, el NO Tap, el No Sthal, maestros de facto de las palancas medioambientales y de los métodos de producción capaces de influir en el ciclo económico de la planta siderúrgica de Taranto.
El descarte al que se vio obligado el Ministro permitió que el convoy no descarrilara aunque en total el gobernador de Puglia se mantiene cerca de los sellos de las apelaciones y los tiempos de la TAR para jugar a plenitud su juego político y electoral. Si no fuera así, no se entendería una actitud rígida, angulosa, en ocasiones despectiva, casi como un desafío al Gobierno, al consorcio ganador de Mittal con subrayados de atención tardía a la oferta perdedora de Jindal; actos que tienen todo el sabor de un pretexto más para aplazar todo a votaciones cerradas manteniéndose firme en la mesa (para tratar) con el empresario angloindio.
Hacía mucho tiempo que no veíamos a un administrador local alegando estar en la mesa de negociación global con un inversor, además extranjero. Como Mittal tendrá que lidiar no solo con el gobierno, sino también con Bari y Taranto. Si es necesario, los distintos comités suburbanos como los de Tamburi no dejarán de alzar la voz. Si luego quería reemplazar a Marcegaglia (impedido por la CEE) con algún inversionista local, se corrió la voz de que Intesa y CDP estaban dispuestos a pagar su subsidio en su lugar. Así, la política que se engaña a sí misma en mantener la primacía italiana en la fabricación con sonido de "pizzica" y granjas generalizadas parece exitosa (al menos condicionante).
El otro lado del Gólgota todavía conduce a Piombino. Quitar el implante del Rebab argelino tout-court no será una tarea fácil a raíz de una disputa larga y tal vez incluso perdida. Presionar para que funcione junto a los trabajadores siderúrgicos profesionales es un camino poco realista, considerando que ningún "tondinaro" cuerdo estaría dispuesto a heredar y compartir las obligaciones, restricciones y cláusulas del contrato que entregó la planta al empresario de Argel. Modificar esas cláusulas significaría cancelar la licitación que ganó Rebab y abrir otra con resultados inciertos. La expectación que se respira en el mundo del acero es por tanto otra frenada a Piombino para abrir las condiciones de un guiso que ve el laminador de alambrón y la planta de raíles en el centro de interés y, de hecho, el único futuro de la planta. En todo caso, veremos, con el tiempo, un horno eléctrico. No mas.