Il contrato con protecciones crecientes (principal innovación de la Ley de Empleo) corre el riesgo de ser desmantelado, sin ser reemplazado por un diseño alternativo.
El reciente decreto Dignidad del gobierno Conte, en lugar de reducir gradualmente los contratos de duración determinada, utilizó el "cañón": redujo la duración total del contrato y las prórrogas, aumentó los costes de las renovaciones y fijó las razones (después de 12 meses de contrato ). La obligación de un causal después de los 12 meses del contrato creará, además de un aumento en los litigios, también un problema de renovación de contrato para cientos de miles de personas (Cada año se abren más de 2 millones de contratos de duración determinada). La lógica dicta que límites tan drásticos para los contratos de duración determinada deberían haber sido seguidos por "deslizamientos" muy generosos hacia los contratos indefinidos, pero no fue así. Simultáneamente a la restricción de los contratos de duración determinada, en lugar de favorecer las transformaciones en contratos indefinidos, las ha obstaculizado elevando el coste del despido.
Sin embargo, la mayor derrota para la Ley de Empleo se la da la sentencia del Tribunal Constitucional (sentencia del 26/9/2018) sobre el monto de la compensación monetaria. Las disposiciones de la Ley de Empleo establecen una retribución clara y definida en función de la antigüedad del trabajador, eliminando la aplicación discrecional en la fijación de la cuántico indemnización por los jueces. El Tribunal no impugnó la abolición del artículo 18 pero devolvió al juez total discrecionalidad en la cuantificación de la indemnización, comprometiendo el objetivo último de la reforma. Tras la sentencia del Tribunal vuelve a existir una gran incertidumbre sobre los costes de un posible despido (incertidumbre que puede ir en ambos sentidos, a favor del trabajador o del empleador), lo que podría desincentivar tanto la inversión extranjera en nuestro país como las nuevas contrataciones indefinidas.
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El efecto combinado de los límites a los contratos de duración determinada del decreto de dignidad y la sentencia judicial sobre el costo del despido de los contratos indefinidos podría tener un efecto desincentivador hacia ambas formas de contrato y favorecer la transición de muchos empleados al número de IVA. Sobre todo si el proyecto del Gobierno de ampliar el régimen del IRPEF a tanto alzado del 15% a las cifras de IVA hasta 65 euros de facturación se convertirá en ley a partir de enero de 2019. En ese momento, se crearía un incentivo fiscal para que tanto la empresa como el trabajador cambien a un número de IVA. Obviamente, el número de IVA no ofrece las mismas garantías que un contrato de trabajo por cuenta ajena, pero el incentivo fiscal, sumado a las nuevas dificultades asociadas a los contratos de trabajo por cuenta ajena, podría tener un efecto perturbador en la composición del empleo.
Irónicamente, esto no se debe a un diseño explícito (y opuesto al de la Ley de Empleo, que en cambio limita los números de IVA y favorece los contratos permanentes), sino aefecto conjunto y totalmente fortuito de tres elementos: 1) un decreto de Dignidad que solo pretendía derogar la Ley de Empleo y fue redactado sin la menor atención a la vigencia de la ley; 2) una sentencia de la Corte Constitucional que quiso devolver plena discrecionalidad al juez pero no tuvo en cuenta en absoluto los efectos sobre las nuevas contrataciones; 3) la minitasa plana de la Liga que es una solución provisional ya que no podía permitirse proyectos más ambiciosos por falta de fondos. Todos nos convertiremos en autónomos "por casualidad".