Es hora de Emmanuel Macron. El presidente francés más joven de la historia, elegido hace poco más de un mes, no consigue su "brazo" y sigue moliendo consensos, conquistando también las elecciones legislativas fundamentales con su tablón "La Republique En Marche".y, que le garantice una sólida mayoría al menos en la Cámara para sacar adelante las delicadas reformas que incluye su programa, del trabajo a las pensiones, de la fiscalidad a Europa.
El dato más significativo de esta vuelta electoral, sin embargo, es la abstención, que alcanza niveles récord: menos de la mitad de los derechohabientes votaron, en concreto un 48,8%, cifra nunca vista bajo la V República (es decir, a partir de 1958, de De Gaulle en adelante). Incluso en la capital, París, votó alrededor del 40% (36% la cifra actualizada a 17). En 2012 la abstención total fue inferior al 43%. Mientras tanto, sin embargo, fue otro éxito para Macron: según las primeras proyecciones, sus 529 candidatos repartidos por toda Francia lograron más del 32% a nivel nacional, unos ocho puntos porcentuales más que el resultado de Macron en la primera vuelta de la elecciones presidenciales, que valdrán más de 400 escaños (entre 390 y 445 el rango indicado) del total de 577 de la Assemblée Nationale (la Cámara francesa).
Un resultado monstruoso, que le entregará al Presidente de la República una mayoría comparable a la abrumadora mayoría obtenida por el centroderecha en 1968 y 1993 (este último dio origen a la famosa convivencia en los últimos años de la presidencia de Mitterrand). Todos los demás partidos están derrotados: sólo se salvan los republicanos que según los primeros datos todavía emergerían por encima del 20%, con una proyección de 85-125 diputados electos. El Partido Socialista confirma su crisis, en realidad parcialmente absorbido por el partido En Marche de Macron, situándose en torno al 10%, lo que vale entre 20 y 40 diputados (en 2012 eran 288…).
France Insoumise, el partido de extrema izquierda de Jean Luc Mélenchon, también da marcha atrás hace un mes y medio recogía 7 millones de votos, casi el 20%, mientras que hoy ronda el 12-14%, en todo caso el doble con respecto a las leyes de hace cuatro años: para el "Chávez francés", como alguien lo definió, debería haber entre 10 y 20 diputados, probablemente suficientes para formar un grupo autónomo en la Cámara (15 son necesario). El verdadero fiasco, sin embargo, es el del Frente Nacional de Marine Le Pen, hace sólo unos meses favorito en la carrera por el Elíseo y ahora clavado en torno a un humillante 13%, que valdrá como máximo 10 diputados (hoy solo tiene dos). Marine Le Pen en su bastión electoral todavía obtuvo el 46% de los votos, garantizándose la elección.
También se esperaba en la puerta a varios ministros del nuevo gobierno. Ahorras ricardo ferrand, ministro de Cohesión Territorial pero sobre todo lugarteniente de Macron, que ha sido investigado en las últimas semanas pero dado el liderato en su circunscripción. También permanecerá en su lugar. el Ministro de Economía Bruno Le Maire: en su circunscripción obtuvo un 44%, mejor que el 41% de hace cuatro años (cuando se presentó con el Partido Republicano de Fillon) y puede afrontar tranquilamente la segunda vuelta.
De hecho, será la segunda vuelta la que dará la composición final a la Cámara baja francesa, pues por ahora se trata solo de proyecciones que en la mayoría de los casos también tendrán que ser confirmadas por las papeletas. Mientras tanto, Macron puede obtener otro triunfo más, pero aún queda trabajo por hacer: En Marche no tiene mayoría en el Senado, y las elecciones previstas para septiembre renovarán solo a la mitad de los miembros de la Cámara Alta (la otra mitad es nominada por las autonomías locales). En ese caso, el presidente difícilmente tendrá una mayoría tan sólida como la esperada en la Assemblée Nationale.