Il la deuda pública El italiano todavía sube en febrero. Y sigue registrando un récord, negativo por supuesto. Pero el gobierno meloni no pretende cambiar la tendencia, sino más bien pretende perseverar en esta “Carrera hacia el abismo” que impactará sobre todo en las próximas generaciones.
En febrero el incremento fue 21,6 millones de euros respecto al mes anterior, alcanzando los 2.772 millones, según la nota "Hacienda pública, necesidad de endeudamiento y endeudamiento" publicada hoy por Banco de Italia.
El aumento, precisan en el Palazzo Koch, se debe por un lado a requisito, por 12,9 millones, por otro lado al crecimiento de Liquidez del Tesoro (8,6 millones, a 43,3). Además, contribuyeron el efecto general de los diferenciales y las primas de emisión y reembolso, la revaluación de los valores indexados a la inflación y la variación de los tipos de cambio (0,1 millones).
El incremento de la deuda de esos 21,6 millones procede íntegramente de administraciones centrales, mientras que el pasivo de las administraciones locales y el de las instituciones de seguridad social se mantuvieron prácticamente sin cambios.
El Gobierno de Meloni prevé subir la deuda en otros 8 millones
Pero la tendencia alcista de la deuda aumentará aún más, según i Proyectos del Gobierno de Meloni, que prevé aumentar la deuda en aprox. 8 millones de euros entre este año y el próximo para financiar medidas de apoyo centradas en reducir la cuña fiscal a favor de los empleados.
De hecho, en el Documento Económico y Financiero, vía XX Settembre confirmó los objetivos de déficit del 4,5% del PIB este año y del 3,7% en 2024. Sin embargo, el déficit de Italia debería ser del 4,4% en 2023 y del 3,5% el próximo año, lo que implica un presupuesto margen con objetivos sin cambios de 3,4 millones de euros este año y 4,5 millones de euros en 2024.
La deuda pública italiana, proporcionalmente la más alta de la zona del euro después de la de Grecia, se prevé, de nuevo en Def, en el 142,1 % del PIB este año, y debería caer al 141,4 % en 2024, al 140,9 % en 2025 y al 140,4 % en 2026 La ratio déficit/PIB, tras el 3,7% en 2024, debería volver al límite del 3% fijado por la Unión Europea en 2025, para descender hasta el 2,5% el próximo año.
Con motivo de la Notificación de datos de hacienda pública remitida a la Comisión Europea el pasado 31 de marzo, también fueron revisado datos de años anteriores. En comparación con los datos publicados el 15 de marzo, la deuda se ha revisado al alza en 0,3 millones en 2019, 0,6 en 2020, 1,5 en 2021 y a la baja en 5,5 en 2022. Las revisiones reflejan, además de la actualización ordinaria de fuentes, la expansión de el perímetro de las administraciones públicas definido por Istat de acuerdo con Eurostat.
Los ingresos fiscales caen un 3% en febrero
En febrero, de nuevo según el dossier del Banco de Italia, el ingresos fiscales contabilizados en el presupuesto estatal ascendieron a 34,9 millones, en 3% de disminución (1,1 millones) respecto al mismo mes de 2022. Si en cambio nos fijamos en los dos primeros meses del año, la recaudación tributaria ascendió a 79,1 millones, un 4,5% más (3,4 millones) respecto al mismo período del año anterior.
A fines de febrero la cuota de deuda en poder del Banco de Italia fue del 26,2% (sin variación respecto al mes anterior), mientras que la de no residentes fue del 26,5% en enero (último mes del que se dispone de este dato). Finalmente, la vida residual promedio de la deuda se mantuvo estable respecto a enero, en 7,7 años.
La proporción de BTP en manos de inversores extranjeros sigue disminuyendo
En enero, el valor de la cartera de bonos del gobierno italiano atrapado por entidades extranjeras se encogió de nuevo, tocando el nivel más bajo desde septiembre de 2012, informa la agencia Reuters. De hecho, el valor en enero equivalía a 614,940 millones de euros desde los 621,563 millones de diciembre. Según los cálculos de Reuters sobre los datos de Via Nazionale, la participación de los no residentes en el total en circulación fue del 26,94% desde el 27,26% de diciembre. Los datos incluyen bonos del Estado en poder de inversores nacionales a través de entidades no residentes (como gestión de carteras y fondos) y los que están en manos directas del Eurosistema (no a través del Banco de Italia) y de bancos centrales de otros países.